viernes, 27 de mayo de 2011

Las orugas crecen

¿Recordáis cuando nacieron? Pues mirad... en qué se han convertido las Samias.

Las orugas han pasado por cinco instares antes de convertirse en lo que son ahora: enormes seres rechonchos y blanquecinos cubiertos de un polvillo pálido y medio pegajoso y de espinas que no pinchan. Son gordas, y sus regordetes pies falsos con ventosas se agarran con mucha fuerza a cualquier cosa, a no ser que se trate de una superficie resbaladiza, como una mesa. Se zampan las hojas de aligustre a una velocidad de vértigo y más vale que no estén en contacto con sus... eh... residuos, ya que se ponen enfermas en seguida, aunque son fáciles de criar. 
Ahora vendrá lo difícil: mantener la humedad correcta para que el imago, cuando salga del capullo, pueda extender las alas correctamente. El año pasado, de varios capullos, sólo una emergió con las alas intactas. 
Como veis, tienen las mismas necesidades que un bebé y lo único que hacen es "comer, cagar y dormir".

martes, 10 de mayo de 2011

AVES ON THE ROAD: El críalo

Hace dos días, volviendo del pueblo, avisté a lo lejos dos grandes aves posadas en el sitio donde tantas otras se posan. Al principio pareciéronme arrendajos, pero conforme me acercaba, me di cuenta de que tenían una forma diferente y eran grisáceos, con motas blancas en el dorso y una pequeña cresta. Sí, sin duda, se trataba de una pareja de críalos (Clamator glandarius). ¡Qué alegría! Al acercarme para fotografiarlos, emprendieron el vuelo, asustados y graznando, para posarse unos metros más allá. Acercándome poco a poco y deseando con toda mi alma que no se escapasen, intentando transmitirles tranquilidad, conseguí disparar varias fotos. Obviamente no son de la calidad que uno desearía, pero se hace lo que se puede.
Al igual que los cucos, de los que son parientes cercanos, los críalos también realizan sus puestas en nidos ajenos, normalmente de córvidos, y en especial en nidos de urraca. Se conoce que el macho de críalo entretiene a los padres urracas mientras la hembra pone uno o dos huevos en su nido. Además, las urracas, en lucha constante con los críalos, no emiten ningún sonido estruendoso que pueda atraer a otras urracas y así protegen indirectamente las puestas de sus congéneres. Al contrario que el del cuco, el pollo del críalo no expulsa del nido a sus nuevos hermanos, sino que todos se desarrollan en el mismo nido. Sin embargo, el críalo suele romper el cascarón unos días antes que los demás huevos y normalmente son los primeros en independizarse.
Esta ave está considerada como insuficientemente conocida y escasa. Desde finales de febrero es posible observar los primeros críalos y ya en plena primavera, cuando realizan las puestas, son más localizables (dentro de lo que cabe). Se alimenta de insectos grandes y en especial de orugas de procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Me pregunto cómo conseguirán tragarse estos urticantes insectos. Naturalmente, es más probable que los nidos de urraca en pinares parasitados por procesionarias sean utilizados por los críalos para poner sus huevos.

Todo esto lo he aprendido investigando sobre el críalo, os recomiendo que si alguna vez veis uno, os paréis a contemplarlo, pues es un ave grande y atractiva que posee un comportamiento la mar de interesante.

viernes, 6 de mayo de 2011

Saturnia

No sé si alguna vez habéis tenido la suerte de ver emerger una jovencísima mariposa de su crisálida. No importa si la oruga teje un capullo o no, aunque está claro que es más espectacular ver surgir una mariposa directamente de la crisálida que del capullo, aunque no menos bello. El año pasado, un buen amigo me envió  tres crisálidas de mariposa monarca (Danaus plexippus) por mi cumpleaños y, esa misma noche, la primera crisálida emergió. Fue un espectáculo casi circense, diría yo, ya que toda la familia vio cómo salía y estiraba las alas el gran lepidóptero de color butano. Es como mágico este suceso, algo casi onírico, maravilloso.

El año 2010 fue para mí el año de la mariposa, ya que vi muchas especies y pude ver sus respectivos desarrollos. Además, estuve cuidando (con ayuda de mi familia) unas poquitas orugas de gran pavón nocturno (Saturnia pyri). A pesar de que sólo tres consiguieron hacer el capullo y dos de ellas murieron, hoy ha sido un gran día, porque del capullo que quedaba ha salido un increíble ejemplar de Saturnia pyri bastante sano. Tenía el capullo en una ventana de mi pueblo, donde ha estado desde que la oruga lo tejió, el verano pasado. La verdad es que estuve tentado de abrir el capullo y comprobar si la crisálida vivía o no, pero algo me dijo que no lo hiciera. Cuando hoy me he acercado a la ventana, he tenido un presentimiento, y, a través de la cortina, he visto la silueta del enorme insecto, que estaba posado dulcemente en el alféizar. Si os digo que al verla casi lloro, ¿qué me decís?
 La Saturnia pyri es un insecto bello y hermoso, el heterócero más grande de Europa, pero se encuentra en grave peligro de extinción, debido, principalmente,  a la utilización de insecticidas para proteger los cultivos. Las gigantescas orugas de gran pavón, verdes y con verrugas azules de las que salen largos pelos finos y espinas, se alimentan de una gran variedad de hojas de árboles que podemos encontrar en los huertos, como el almendro, el manzano, el cerezo o el peral. ¿Por qué no plantar este tipo de árboles? Es una pena que poca gente conozca este animal aunque seguramente sería tachado como algo repugnante por la mayor parte de los humanos. Pero sé que los que me leen no lo consideran asqueroso o repugnante, sino interesante y bello. Porque ellos se imaginarán (algunos ni tendrán que imaginárselo, porque seguro que ya lo han vivido) qué maravilloso es ver una Saturnia pyri revolotear en la noche de primavera.
Detalle de las alas de Saturnia pyri





















Detalle de la cabeza de la Saturnia pyri.





domingo, 1 de mayo de 2011

Mayo

Calandria
Que por mayo era, por mayo,
cuando face la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecica
que me cantaba el albor...
Matómela un ballestero
¡déle Dios mal galardón!

Anónimo, s. XV-XVI