miércoles, 27 de febrero de 2013

Los últimos días de la mantis religiosa

    (X-MMXII) La llegada del otoño dejaba en el matorral una estela de muerte de la que muchos insectos no escapaban. La temperatura bajaba cada noche y los días se acortaban. La vieja hembra de mantis religiosa, posada sobre un cardo, temblorosa, sabe que sus días en esta tierra se acaban. A su reloj interno le quedaba poco para llegar a cero cuando dio la casualidad de que yo pasaba por ahí. En una ladera descubierta del monte, los tallos secos del Verbascum se yerguen como los restos de la gloria de un antiguo imperio. Las Vanessas migratorias ya llegan. Otras mariposas también saben que su tiempo se acaba. Tras la cópula y la puesta de huevos, nada queda ya para las mantis. Sólo muerte. En grietas, bajo grandes rocas y troncos, sus ootecas aguardan repletas cada una de más de 200 promesas de vida. 
    Algo llama mi atención, una flor otoñal asoma bajo un Eryngium campestre, y me agacho a observarla. Apoyo una mano en el suelo, al lado de otro cardo, y al levantarme noto cómo algo seco y espinoso me araña la mano. La agito y algo sale volando hacia delante. La vieja hembra de Mantis religiosa abre las alas al salir despedida. Me disculpo interiormente por no haberme dado cuenta y me acerco a mirarla con detenimiento. Ahí está la única mantis que he visto en el año 2012, no quiero ni pensarlo, pero admito que cada vez veo menos. En 2012, he visto en Chinchilla tres ejemplares de mántidos de tres especies diferentes: Geomantis larvoides, Empusa pennata y esta Mantis religiosa. 
  La dejo sobre unas ramas secas. Medio espasmódica, trepa por las ramitas y reposa al sol de octubre. 
    Ajenos a nuestras vidas de innecesarias tribulaciones, los insectos finalizan sus ciclos, colonizan nuevos lugares y luchan por sobrevivir, para que la próxima primavera, como ocurre desde que el mundo es mundo, sus hijos perpetúen la especie.
    

lunes, 25 de febrero de 2013

Anillamiento en la UA

    Como dije en la entrada anterior, el sábado por la mañana estuvimos anillando en el Bosque Ilustrado de la UA. Repetimos como el año pasado, pero por desgracia el tiempo atmosférico anunciado para aquel día no era el más indicado. Sin embargo, dispusimos dos redes y en ambas cayeron cosicas... En total, un verderón  (Carduelis chloris), cuatro mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), dos verdecillos (Serinus serinus), dos gorriones comunes (Passer domesticus) y un estornino negro (Sturnus unicolor) que, desgraciadamente, se escapó antes de poder anillarlo. El anillamiento era parte de las actividades del Curso de Iniciación al Estudio de las Aves. Mientras mis amigos Guille y Julio anillaban, yo apuntaba los datos y Fran supervisaba todo. A pesar del frío y el viento que empezaba a correr, anillamos más pájaros de lo que pensábamos. Al guardar las redes, se nubló e incluso llovió un poco... 
Mosquitero común (Phylloscopus collybita)
Verdecillo (Serinus serinus)
Gorrión común -macho- (Passer domesticus)
   Resulta bastante gratificante ver cómo la gente se interesa por la naturaleza, por las aves, y ver que al final reconocen cantos, comportamientos y nombres. Para los alumnos de la UA interesados: cada año se celebra este mismo curso, sobre febrero, ¡así que animaos para próximos cursos!

domingo, 17 de febrero de 2013

Anillamiento en Aitana

Zorzal real (Turdus pilaris)
    Esta mañana, me he ido con mis amigos Guille y Fran a anillar a la Sierra de Aitana. Nada más llegar, nos arrepentimos de no haber puesto las redes antes. La cosa comenzaba a ponerse interesante conforme amanecía, pues en un bosquete de chopos, pinos y nogales, los cuatro zorzales observables en Iberia en invierno se agrupaban. Los más numerosos, los alirrojos y reales al principio, y más tarde, charlos y comunes. Yo nunca había visto alirrojos bien (el año pasado avisté uno en Chinchilla, pero estaba muy lejos; y sí les he oído) ni tampoco zorzales reales, que eran bimbo.
   Teníamos la esperanza de que cayera algún picogordo (Coccothraustes coccothraustes), zorzal alirrojo (Turdus italicus), real (T. pilaris) o mirlo capiblanco (Turdus torquatus), pero no hubo éxito.
   Hemos capturado únicamente cinco pájaros, un carbonero común (Parus major), un pinzón vulgar (Fringilla coelebs), un mito (Aegithalos caudatus), un zorzal común (T. philomelos) y un charlo (T. viscivorus). Cerca del nogal, hacia media mañana, ha comenzado a haber bastante movimiento de arrendajos (Garrulus glandarius) y en un espino albar cercano, un alcaudón meridional (Lanius meridionalis) observaba con ceño fruncido y hecho una bola de plumas todo el pajarerío.
Carbonero común (Parus major)
Mito (Aegithalos caudatus)
Zorzal  (Turdus philomelos)
Zorzal charlo (Turdus viscivorus)
Guille anillando el zorzal charlo.
    El fin de semana que viene anillaremos en el Bosque Ilustrado de la UA, ya os contaré qué tal se da la jornada.

martes, 12 de febrero de 2013

En la desembocadura del Segura

    El otro día, aprovechando que mi amigo Fran se había dejado caer por los Alicantes, Guille, él y yo nos dimos un voltio por Santa Pola y Guardamar. En Guardamar, fuimos a buscar negrones comunes, que Fran nunca había visto. Desde el coche, ya se veían gaviotas de diferentes especies y cormoranes, acompañados por las omnipresentes fochas.
Cormoranes grandes y gaviota patiamarilla.
Cormorán grande y gaviotas reidoras en el río Segura a su paso por Guardamar (Alicante).
    Nada más bajar del coche, poco antes de la zona donde el Segura y el Mediterráneo se abrazan, nos sobrevoló una pagaza piquirroja (Hydroprogne caspica), cosa que no nos esperábamos ninguno. Al ver que nos sobrevolaba algo charranoide, los tres salimos corriendo detrás para verlo bien. Era un bimbazo, qué preciosidad de animal. Volaba etéreo y se dejó fotografiar bastante bien.
Pagaza piquirroja (Hydroprogne caspica)
   Si bien se le puede ver en paso en el litoral mediterráneo ibérico, no suele ser muy común. Una cosa que yo no sabía, y es algo que he leído investigando sobre esta ave, es que su distribución es casi global. Todavía con plumaje invernal, y esto se sabe por el píleo jaspeado de negro, estuvo unos segundos cerca de nosotros y luego nos dejó continuar hasta la desembocadura del río. Allí un bando de casi 150 negrones comunes (Melanitta nigra) nos esperaba, justo en la línea donde las aguas del río, más claras (y sucias), y las del mar, oscuras, se juntan. Para mí no era la primera vez que veía un negrón, pero ¡tantísimos! Las gaviotas se cernían sobre ellos con mala uva y hacían picados, lo cual espantaba a los negrones y les hacían sumergirse. La verdad, no sé qué narices intentaban las gaviotas. Había muchísimas hembras, pero de vez en cuando avistábamos algún macho. Pocos metros hacia el interior del mar, mientras mirábamos con atención los negrones, empezó a pasar un grupo gigantesco de pardelas baleares (Puffinus mauretanicus) increíblemente denso, en dirección Norte. Atravesamos el puerto para llegar mejor a los negrones, y nos guarecimos detrás de un pequeño faro. El viento era tremendo, sin embargo, ni siquiera detrás del faro estábamos a salvo de su furia. Nos fuimos con el buen sabor de boca de la pagaza y los negrones, que no se habían movido de donde estaban, excepto dos veces que entraron y salieron dos barcos, y a pesar de los picados de las gaviotas. Pacientes, estos negrones invernantes.
Negrones comunes (Melanitta nigra)

lunes, 4 de febrero de 2013

El espíritu de la primavera en la UA

    Estos días pasados, aparte del viento, el calor ha empezado a hacer de las suyas cerca del Mar. En Alicante, el viernes pasado (por poner un ejemplo) se alcanzaron 24ºC, nada que ver con las temperaturas que sentí este finde en Albacete. Ayer domingo por la mañana en Chinchilla, a la sombra había nada menos que -2ºC. En Horna y Pétrola, 4ºC, sobre las 11 am. 
    En el campus de la Universidad de Alicante, esta mañana, la pareja de ánades silbones europeos (Anas penelope) que lleva en el estanque desde hace unos días, seguía por allí. Los días pasados se mostraban bastante prudentes; cuando algún transeúnte alimentaba a los demás patos (azulones y patos domésticos), siempre permanecían alejados pero curiosos... Esta mañana sin embargo, ya se habían acostumbrado, intentaban llegar los primeros a las migas de pan que se les arrojaba, picando y gruñendo a los demás patos. 
Silbón europeo macho (Anas penelope)
La pareja de silbones europeos, el macho a la izquierda y la hembra a la derecha. 
    En las orillas del estanque, lavanderas blancas y cascadeñas se acercan a lavarse y beber, y los lúganos saben que su tiempo en nuestra zona se acaba y el instinto migratorio les empieza a empujar hacia el Norte. El sol y el calor parecen animar a los verdecillos a cantar, que hormonadísimos entonan sus melodías metálicas. En las ramas más altas de palmeras y árboles deshojados, muestran sus pechos amarillos mientras llenan el cielo mediterráneo de notas estridentes. 
Tsssssrrrrrrrrrsssssrsrsrsrsrsrsrsrsrsrsrsrsrsrsssssssss. Este es un precioso ejemplar de verdecillo (Serinus serinus) macho que dejó hacerse una sesión de fotos bastante decente. 
    La omnipresente abubilla (Upupa epops), que picotea en la hierba, bajo los algarrobos y olivos, se codea con pinzones y mirlos que también buscan insectos en la hierba. La "hierba" que en este parque/jardín mediterráneo (adaptado a la sequía) se compone de malvas, plantagos, Asteriscus maritimus, Fagonia cretica, algunas lavandas (Lavandula dentata) y muchas gramíneas. Estos céspedes cubren a grupos de pájaros, que a veces salen volando en bandada (sobre todo fringílidos) cuando se les molesta, lo cual hace que pasen casi siempre desapercibidos.
Upupa epops
Upupa epops
    Estos días son los días de cantar, de vestirse con los mejores plumajes y buscar pareja. Un canto seco como una minicarraca, ha despertado mi interés: un precioso macho de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) daba un concierto sobre un olivo. Al pasar cerca, ha salido volando y he tenido que correr tras ella. Posada en un olmo, la curruca cantaba al sol de febrero. Me ha hecho mucha ilusión encontrarme con este sílvido que anillamos hace casi un año en el mismo sitio. El campus de la Universidad de Alicante es un buen lugar si se quiere pajarear en plan light. Aunque sé de más de uno que fliparía en colores con ver algunos de los pájaros que se ven aquí. Yo, por ejemplo.
Magnífico ejemplar macho de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)
A la curruca cabecinegra le gustan los matorrales espesos, como esta lavanda dentada, que se encuentra ahora en plena floración. En ellos se desenvuelve con agilidad extrema. Como se puede ver en la foto anterior, no duda en subirse a árboles despejados para entonar sus cantos. Este macho ha permanecido un rato junto a mí y mi amiga, para luego irse volando a un alto terebinto que también empieza a florecer.