Todos sabemos lo que ocurrió en noviembre de 2002. Yo era pequeño pero no idiota, y me acuerdo de las consecuencias. Recuerdo las noticias, reportajes, vídeos y fotografías. La costa gallega se tiñó de negro durante años. Qué os voy a contar que no sepáis ya, sé que tampoco sois idiotas. La censura y la falta de información, y las lagunas sobre el tema que aparecían en los medios informativos me liaban mucho. Yo tenía nueve años y contemplar el mayor desastre ecológico en nuestra historia me llenaba de una mezcla de curiosidad y hostilidad e impotencia. Veía enjambres de gentes vestidas con monos blancos y alcatraces, araos, gaviotas y cormoranes cubiertos de moco negro que me impactaron mucho. Hoy me entero de que se recogieron 23.181 aves (vivas y muertas). Y hoy, también, me entero de que los verdaderos responsables de que esta catástrofe tuviera lugar, los que no gestionaron correctamente viendo que la ola negra se les venía encima, siguen campando a sus anchas, donde deben estar en España, es decir, en el gobierno.
Imágenes para el olvido |
El sistema judicial español, ya de por sí herido, se encuentra enfermo, tal vez de manera crónica, ya que, como todos sabéis, esto es poco. Al estar fuera de España, todo se ve de manera diferente. Iberia es mi patria, por muy lejos que esté, y su naturaleza forma parte de mí tanto como mi propia familia. La sentencia de impunidad contra los verdaderos culpables ha sido la gota que ha colmado el vaso para que escriba y publique esta entrada. Hoy todos estamos indignados leyendo periódicos y escuchando la radio con este mensaje, pero dentro de una semana, el pueblo español habrá olvidado que la mafia responsable de semejante catástrofe quedó libre sin cargos ni remordimientos de conciencia.
Llevo días oyendo (más bien, leyendo) noticias en blogs y periódicos sobre otro tema: el lobo ibérico (Canis lupus signatus). No las noticias normales sobre el lobo, el odio que se le tiene en algunos sectores, que si el lobo se ha comido cuatrocientas mil ovejas en un valle perdido de Asturias; no, esas noticias no. Son unas noticias con un matiz diferente. Se nota que se publican fomentando un odio morboso que anima al pueblo español, y sobre todo, a la gente que cohabita con el pobre lobo, a machacarlo y hacerle la vida lo más imposible posible y, por qué no, a extinguirlo.
"El lobo mata una oveja y hiere a cuatro en Quinzanas, a cinco kilómetros de Pravia" (La Nueva España). (Imprescindible leer esta noticia y comentarios para darse cuenta del morbo y odio existentes)
Esto son solo cuatro titulares de diferentes periódicos de este año.
Los ganaderos piden control de poblaciones, piden que se les mate, que se les dispare dentro de la Red de Parques Nacionales del territorio español. Discúlpeme Señor Ganadero, pero si deja sus ovejas sueltas en el prau, sin atención, a su bola, y usted se baja tres semanas a Oviedo y vuelve y resulta que están todas muertas y medio devoradas, ¿de quién es la culpa? ¿Lo hizo a propósito? ¿O su evolucionado cerebro, que le dice ser superior al lobo ibérico, no le dio la idea de meterlas al redil antes de marcharse? Si usted invierte el dinero de las subvenciones de la Unión Europea en comprarse un tractor más grande que el del vecino, en un super viaje, en cien cubatas un sábado, en vez de poner una simple valla alrededor de sus ovejas, no es culpa del lobo que las pierda. Acepte su incompetencia como pastor y empiece a obrar, señor. Los diferentes pueblos africanos (sí, con leones, leopardos, guepardos, hienas y cocodrilos en el campo y no lobitos) que han tenido ganado pocas ovejas han perdido gracias a simples vallados de palitos.
Los (malos) ganaderos, políticos mayoritarios y otros conservadores se piensan que nosotros, los ecologistas, somos algo así como esto:
Se piensan que, para nosotros, el campo es solo un sitio maravilloso, donde no existen ni el frío ni el calor, ni los depredadores ni los rebaños, y además, que no pisamos el monte. "Es que son de ciudad y no saben cómo va todo en el monte", es su argumento. Los ecologistas somos gente conocedora del monte tanto o más que ellos, y muchas veces somos personas interesadas en la ciencia, en comportamientos animales sorprendentes y en relaciones animal-humano. Además, ser ecologistas nos aporta algo de naturalistas (así me autoproclamo yo, pero no todos los ecologistas son naturalistas, ojocuidao). Y ser naturalista conlleva aguantar bajo la lluvia por ver un pájaro raro, congelarse los dedos un anochecer de octubre en cualquier sierra ibérica sólo para observar puestas de sapos, ser atacado, mordido, picado, golpeado por diversas criaturas, soportar escozores de hierbas como las ortigas, golpes de ramas, resbalones, etc. (esto sólo es una pequeña lista). De repente, todo el mundo parece estar en contra de un animal legendario y el pueblo busca la ayuda de los mandatarios para extinguir. A pesar de todo, yo nunca he visto un lobo y espero que no me los sigan matando. Y que no sigan pidiendo su cabeza, señores, que estamos en el siglo XIX.
Pero vayamos al grano. Yo sé de lo que hablo y no me voy a callar, porque sé que es verdad: aquí lo que importa es el dinero y el estatus social. Hoy en día, quien tiene dinero manda, así de simple y así de fácil. Y si encima mezclamos dinero con incultura, la hemos liado parda no, negra azabache. Y por si fuera poco, si añadimos una pizca de gobierno, ya tenemos el pastel. Si eres rico, inculto y encima mandas, lo tienes todo en este país.
Lo que Félix Rodríguez de la Fuente consiguió en una España medioambientalmente analfabeta con unos métodos que muchos naturalistas de hoy en día critican, lo hemos deshecho en dos décadas y no nos importa nada. No nos importan ni el destino del lobo ibérico, ni el del lince ni el de los osos, ni el de la costa cantábrica ni el de la mediterránea (a la vista está), y mucho menos el destino de un bosque. El Estado español, tan poderoso hace tiempo, hoy en día parece estar condenado en nadar en su propia suciedad, y lo peor es que parece dar igual. La gente que realmente sabe de qué van los temas de conservación, están relegadas e ignoradas y todo lo que realmente importa en este país se está destrozando, deshaciendo y borrando poco a poco.
Estoy muy indignado y me duele en el alma la injusticia existente. Solo le deseo a Galicia, al lobo y a toda la naturaleza, una cosa:
Y justicia.
Pero vayamos al grano. Yo sé de lo que hablo y no me voy a callar, porque sé que es verdad: aquí lo que importa es el dinero y el estatus social. Hoy en día, quien tiene dinero manda, así de simple y así de fácil. Y si encima mezclamos dinero con incultura, la hemos liado parda no, negra azabache. Y por si fuera poco, si añadimos una pizca de gobierno, ya tenemos el pastel. Si eres rico, inculto y encima mandas, lo tienes todo en este país.
Lo que Félix Rodríguez de la Fuente consiguió en una España medioambientalmente analfabeta con unos métodos que muchos naturalistas de hoy en día critican, lo hemos deshecho en dos décadas y no nos importa nada. No nos importan ni el destino del lobo ibérico, ni el del lince ni el de los osos, ni el de la costa cantábrica ni el de la mediterránea (a la vista está), y mucho menos el destino de un bosque. El Estado español, tan poderoso hace tiempo, hoy en día parece estar condenado en nadar en su propia suciedad, y lo peor es que parece dar igual. La gente que realmente sabe de qué van los temas de conservación, están relegadas e ignoradas y todo lo que realmente importa en este país se está destrozando, deshaciendo y borrando poco a poco.
Estoy muy indignado y me duele en el alma la injusticia existente. Solo le deseo a Galicia, al lobo y a toda la naturaleza, una cosa:
Y justicia.
Estoy contigo, yo soy mas mayor y la impotencia ante las situaciones que llevo viendo durante tanto me llevan casi a sentir rabia y casi odio, pero intento moderarme por que no nos hacen caso, hace unas semanas hice dos protestas a la concejalia de medio ambiente local y me contestaron dos semanas después dándome la razón pero que no se podía hacer nada, vamos como al tonto que le dan la razon para que se calle.
ResponderEliminarTienes toda la razón del mundo: todos estamos indignados y dolidos con este tema y con tantísimos en todos los campos. Los políticos (de cualquier sitio) todavía no han entendido que están al servicio del país y no al revés y que el ser humano está aquí de prestado y con el mismo estatus que el resto de lo que hay en la faz de la Tierra y que destruir una especie significa desequilibrar el conjunto con consecuencias que en algunos casos son imprevisibles según nuestra pequeña percepción del tiempo y en otros son más que evidentes y demostrados: de todos es sabido hacia donde conduce la destrucción de los bosques pero los poderosos del dinero están ciegos.
ResponderEliminarSí... un poco de humildad no vendría nada mal. Y muchas voces potentes como la tuya para hacer callar las suyas. Pero están sordos.
No... ni ciegos ni sordos... simplemente insensibles, egoistas y ... estúpidos. Por no decir algo más gordo.
Sí... duele.
Pero reconforta leerte y saber que no estás solo y que hay gente como tú, joven y con conocimientos y entusiasmo para remover las conciencias.
Algunos como yo, tenemos sólo sentido común y amor hacia la Naturaleza para guiarnos. Los políticos ni siquiera esto.
Un abrazo y ¡ánimo! te necesitamos.
Buena entrada, Guillermo. Me alegra saber que todavía hay en nuestra región gente que se indigna por la destrucción del medio natural. Como apuntas, creo que uno de los problemas en este asunto está en la falta de divulgación y la imagen hippie, magufa, new age o como quieras llamarlo que muchas veces se asocia a los ecologistas. Hacen falta personas serias comprometidas con la divulgación y la protección de la naturaleza una forma apasionada y didáctica, que llegue a la sociedad, algo como lo que hizo Félix Rodríguez en El hombre y la tierra. Así que ya sabes, no decaigas en tu labor.
ResponderEliminarUn saludo.
La situación de los ganaderos de sofá, carajillo en el bar y puticlub es como si los joyeros decidiesen dejar abiertas de par en par las puertas de sus negocios y luego se quejasen de que les roban el género.
ResponderEliminarY, encima, acusan a los "ecolojetas" de recibir subvenciones.
Hay todo un movimiento muy bien orquestado en el que unos cuantos se están aprovechando del dinero de todos, no para comprar un tractor, sino un todoterreno de lujo de esos que no se pueden meter por el campo ni valen para llevar alpacas.
Y los políticos, como no, haciendo el juego con la ignorancia, para tenerlos entretenidos y seguir llevándose la pasta, no sea que al pueblo le de por pensar y y fijarse en el fondo de su gestión.
Lo más triste es que a la gente decente la engañan, le tapan la boca y la dejan por idiota.
Luego habrá quien se pregunte por qué los españoles históricamente llega un momento en que saltamos y la liamos parda pero de verdad.
Ay Guillermo, cómo me duele esta entrada tuya...!!! Dices tantas verdades que hasta yo me sonrojo. No tenim remei, i no t'enganyes..., els diners sempre han manat... Te'n recordes d'aixó que deia Quevedo..."Poderoso caballero es don dinero"?
ResponderEliminarAquello fue muy bonito..., jóvenes de toda España fueron a limpiar chapapote, a "salvar" bichos, a limpiar la costa... Los de tierra nos emocionábamos al verlos..., qué pensarán ahora? Por qué no se queman las redes sociales con esta injusticia? A quién le importa?
Tantas preguntas tengo..., pero no quiero abrumarte mais.
Me gusta veros, tiernos seres que creéis que algo mejor es posible, que hacéis asomar reflejos de luz y esperanza... No quiero ser yo la que os ponga los paraguas. Con los años caen del cielo, les cuelgan hilillos de plastelina...
I love you dear friend!
One kissssss..