domingo, 21 de febrero de 2021

Desafiando al viento

Campos chinchillanos.

     Salí al campo dos días muy cercanos entre sí en que hacía muchísimo viento, más o menos por las mismas zonas o cercanas, así que hago dos entradas distintas con mismo nombre. Los días 11 y 22 de febrero de 2021, me acerqué a bichear un rato a la Sierra de Chinchilla. El vendaval era terrible. El aire barría los campos de labor y los pinares con mucha rabia, por lo que opté por escudriñar un pinar de una zona más resguardada. Mis pasos me llevaron a un romeral algo más expuesto al sol en un claro del pinar, mientras prestaba atención al gorjeo repetitivo de los piquituertos (Loxia curvirostra), que se apostaban en lo alto de los árboles, sin importarles nada el viento. Aquí encontré un gran número de escarabajos del romero (Chrysolina americana). Incluso, vi una de sus larvas, que se desarrollan en el invierno.

Piquituerto (Loxia curvirostra)
Larva (izquierda) y adulto (derecha) de escarabajo del romero (Chrysolina americana).

martes, 16 de febrero de 2021

Retorno a Cancarix

Pitón volcánico de Cancarix, 13.2.2021.

Atardece en el interior del sureste ibérico y las ramillas de los pinos relucen con el fulgor de una puesta de sol más, a los pies del pitón volcánico de Cancarix. Los arbustos, en su mayoría romeros con esparto, y albaidas, todavía sin hojas, nos reciben algo más raquíticos que el año pasado, cuando ya empezaban a florecer las albaidas. Me sorprende el aspecto de los matorrales, más apagados que en enero de 2020, aunque tal vez la borrasca Filomena tenga algo que ver. Algunos insectos nos aguardan en el paseo, a pesar de la brisa. La temperatura es de unos 18 ºC.

Glaucopsyche melanops, una de las primeras mariposas en aparecer. Sus larvas se alimentan de plantas de la familia Fabaceae (leguminosas), como la albaida (Anthyllis cytisoides), muy abundante en la zona.
    En la subida a las laderas del volcán, muerto hace muchos miles de años, encuentro plantas que me hacen imaginar roquedos junto al mar y pinares luminosos, costas mediterráneas donde suenan instrumentos musicales antiguos y lenguas olvidadas... En fin, que me desvío juntando temas. 
    Continuando la subida, aparecen algunas hojas de Ferula communis brotando entre los espartos, con su aspecto de verde vaporoso. Bajo un elegante pino, crece un lentisco (Pistacia lentiscus) preparándose para florecer y compartiendo espacio también con un acebuche (Olea europaea var. sylvestris).
Ferula communis
Lentisco (Pistacia lentiscus)
    Más adelante, atravesando una fila de pinos, hay una vaguada que baja directamente del pitón, donde vemos otras plantas. Hace meses, tuve un sueño extraño en el que caminaba por esa vaguada y observaba con detenimiento estas plantas que menciono aquí y vivía aventuras extrañas y surrealistas. Los pinos tienen alguna bolsa de procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) que ya empiezan a salir a alimentarse, y las miramos con detenimiento. A sus pies, crece la rara Lavatera maritima, que por el ocaso aparentan ser plantas totalmente grises y decoloradas. Junto a ellas, se ven otras plantas como Asparagus albus, que tiene aquí su límite norte de distribución según me comenta Ramón Lucas, y la bulbosa Lapiedra martinezii
Asparagus albus
Procesionarias del pino (Thaumetopoea pityocampa)
Lavatera maritima
Lapiedra martinezii
    Nos sobrevuelan chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) haciéndose notar desde lo alto con sus característicos graznidos. Zumba cerca una abeja que a duras penas llego a identificar como alguna Anthophora. En el suelo, hay conchas vacías de caracoles como serranas (Iberus alonensis) y caracoles judíos (Sphincterochila candidissima y S. baetica). Me hace mucha ilusión encontrar S. baetica y me llevo una concha vacía en el bolsillo, con sorpresa incluida, pues dos días después me encuentro dos abejitas solitarias que han nacido de él. Una sorpresa. Y hablando de caracoles, también fotografío Xerotricha huidobroi, considerado como Casi Amenazado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y típico del este y sureste de la península ibérica con algunas citas dispersas por el resto.
Xerotricha huidobroi
    Ya se va haciendo de noche y los espartos refulgen intensamente en las laderas altas del volcán muerto. Se oye el canto de un grupo de mitos (Aegithalos caudatus) y de algún piquituerto (Loxia curvirostra) solitario. El bosque mediterráneo se oscurece y se enfría lentamente, mientras bajo una piedra, una araña Hersiliola se acurruca, y un geométrido sobrevuela rápidamente los espartos. 

Anochece en el pinar.

Los espartos de Cancarix rutilan en el ocaso.


Esta entrada está dedicada a mi querida Isabel Ros, mi profesora de biología del TNT, con quien fui por primera vez a este lugar mágico de Albacete allá por 2009 cuando yo era una simple crisálida. 

Descansa en paz.


lunes, 8 de febrero de 2021

Cabras montesas entre los almendros

Este pequeño grupo familiar de cabras montesas (Capra pyrenaica) hacía frente al vendaval como podía mientras se desplazaba entre los almendros que ya empiezan su temprana floración.

jueves, 4 de febrero de 2021

Regreso al bosque de las arañas: Agalenatea redii

     Me resulta curiosa esta especie de araneido por dos razones. La primera es la gran variabilidad de patrones de coloración que presentan. El opistosoma puede ser gris, marrón, amarillento y con marcas de diferentes colores y formas. La segunda razón es que esta especie, tan común en el matorral mediterráneo, siente mucha preferencia por las encinas que planto. En muchas de estas plantas, encuentro un pequeño cubículo de telaraña con una pequeña Agalenatea acurrucada entre las primeras hojas superiores de la plántula. Aquí muestro los ejemplares que vi ayer en un breve paseo por la Sierra de Chinchilla, donde se puede observar su variabilidad de color, todas ellas en plántulas de encina. Agalenatea redii es una araña muy extendida desde Europa hasta parte de Asia.

A. redii en su cubículo de seda, con un patrón más oscuro y una marca blanca
en el opistosoma en forma de "cabeza de vaca".
A. redii en otro cubículo, con un patrón que mezcla colores claros y oscuros.
A. redii mucho más pálida que las anteriores.

Gorriones comunes en el patio

     Después de muchos días sin ver aves comiendo de las semillas de los comederos que puse, aunque más tarde de lo normal, en el patio, ya se van viendo las primeras aves. Estos días resultan comunes los pequeños gorriones comunes (Passer domesticus). A veces, llegan acompañados de un mirlo (Turdus merula) que prefiere subirse a las macetas y revolver la tierra en busca de lombrices, pasando de las semillas que todavía están en el suelo. Yo les espío detrás de la ventana y consigo hacerles estas fotos sin que me vean, como ocurrió el otro día con la lavandera cascadeña. Es una pena que los gorriones sean cada vez menos comunes, así que espero estar aportando mi granito de arena para que las poblaciones locales de gorrión puedan seguir adelante en este invierno tan raro meteorológicamente hablando.
Gorrión común (Passer domesticus), macho.
Gorrión común (Passer domesticus), macho.

miércoles, 3 de febrero de 2021

Psocópteros en el patio

     Hace unos días, el 31 de enero por la noche, salimos al patio a buscar pequeños invertebrados. La humedad de estos días y las temperaturas más altas favorecen en el patio la presencia de colémbolos, arañas, ácaros, coleópteros y... psocópteros. Los psocópteros son minúsculos insectos del orden Psocoptera, vulgarmente llamados "piojos de los libros", aunque es más fácil verlos en herbazales, cortezas, rocas... Según recientes estudios, están emparentados con los piojos parásitos (orden Phthiraptera, con los que forman el (super)orden Psocodea). Son de muy pequeño tamaño y el abdomen es cilíndrico o globoso con 9 segmentos. Además, pueden ser ápteros, braquípteros, micrópteros o con alas bien desarrolladas. Se alimentan de hongos y de otras materias orgánicas: el nombre "piojos de los libros" les viene de alimentarse de los hongos que crecen en la celulosa pasada, en libros antiguos o húmedos. 
    La verdad es que rara vez había prestado atención a este grupo, que he visto en varias ocasiones, pero el otro día vi dos ejemplares ápteros que no había detectado nunca y que, a varios centímetros de distancia y en la penumbra, iluminando únicamente con una linternilla, me pareció un colémbolo de los globosos (orden o suborden Symphypleona), que también tengo muchísimas ganas de ver. En fin, dejando atrás estas divagaciones entomolunáticas, lo cierto es que hacerle foto fue un pequeño desafío que conllevó una postura más bien ridícula, debido a su pequeño tamaño (1 mm). Conseguí capturar dos ejemplares para mirarlos en la lupa binocular y luego los devolví a su sitio en libertad. Bajo la lupa, me llamó la atención esa estructura tan desarrollada que tienen en la cabeza, el postclípeo.

Por el aspecto, parece de la familia Mesopsocidae.