jueves, 14 de diciembre de 2023

Estornino despeinado

El estornino negro (Sturnus unicolor) es un ave habitual en campos y ciudades de la península ibérica. En mi zona, la zona central de la provincia de Albacete, es habitual durante todo el año. Cuando acaba el verano, los estorninos se reúnen en bandos de hasta miles de ejemplares, especialmente en dormideros. En mi pueblo es habitual oír sus gorjeos desde los viejos tejados o desde las antenas, un sonido que me recuerda al fin de las vacaciones estivales y a la llegada del frío, retrotrayéndome a mi juventud temprana. Sus cantos son silbidos y gorjeos de muchos tipos. Además, son capaces de imitar los cantos de una gran variedad de especies de aves que, estoy seguro, a menudo ni siquiera han llegado a ver u oír, sino que se trata de sonidos que repite un estornino y los demás los imitan. Desde mi ventana, muchas veces, les he oído imitar a alcaravanes, escribanos trigueros, perdices, oropéndolas y hasta pito real. Por su parte, el estornino pinto (Sturnus vulgaris) visita la península ibérica para permanecer durante el invierno, aunque es nidificante en ciertas zonas como Cataluña y la cornisa cantábrica.

Estornino negro (Sturnus unicolor)

Estorninos negros (Sturnus unicolor)

En invierno, es muy habitual ver estorninos negros en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha. Son omnipresentes en grandes árboles sin hojas, como los chopos y algunos arces, desde donde vigilan el entorno y emiten sus cánticos repetitivos. A menudo se atiborran de aceitunas de los olivos, que les aportan fuerzas para resistir el duro invierno continental. Los ejemplares de las fotos luchaban contra el viento por sostenerse esta mañana sobre las ramas de un arce, mientras sus plumas afiladas se movían en todas direcciones.

sábado, 9 de diciembre de 2023

Recuerdos de junio: tórtolas europeas y flores cerca de La Felipa

Hace ya varios meses de esta salida que realicé por la vertiente noroeste de la Sierra de Chinchilla, en concreto, por los vallejos cercanos a la pedanía de La Felipa y campos cercanos. Recuerdo tener ese día de mediados de junio, libre en el trabajo. Pensaba hacer unos muestreos de insectos que finalmente me vi obligado a realizar en otro momento, pues a pesar de ser casi verano, el día había amanecido fresco y lluvioso. Con mucho gusto, cogí mi coche e internándome por diversos caminos de mi pueblo primero y después de La Felipa, como he dicho, pude disfrutar de diferentes especies interesantes de flora y fauna de mi entorno.

En un camino a las afueras de Chinchilla, encontré un prado de flores silvestres, la mayoría crucíferas amarillas, con una gran cantidad de tobas (Onopordum nervosum). Todos ellos estaban en plena floración, y si bien son plantas gigantes muy apreciadas por los insectos polinizadores, el frescor del día no parecía muy apto para atraer a estos invertebrados.

Más adelante, ya en La Felipa, me metí por otros caminos. Desde uno de ellos, pude divisar un rebaño de ovejas manchegas (Ovis orientalis aries) que se alimentaban en un campo de cereal seco. Sobre el grupo de mamíferos, volaban raudas las golondrinas (Hirundo rustica)

Ovejas manchegas en un campo cerca de La Felipa. El paisaje que se ve en la lejanía, tras los almendros, corresponde a la comarca de La Manchuela, al otro lado del río Júcar.
Dejé el coche en el borde de un camino y me encaminé por él, observando toda la fauna y flora que encontraba a mi paso en estas pseudoestepas cerealistas a los pies de la Sierra de Chinchilla. En los bordes del camino, crecían plantas ruderales, casi todas en flor, y entre los almendros que flanqueaban mi camino, volaban diferentes aves como un pequeño bando de gorriones chillones (Petronia petronia), estorninos negros (Sturnus unicolor), un alcaudón común (Lanius senator) y escribanos trigueros (Emberiza calandra).

Plantago albicans con agallas en sus espigas del ácaro Eriophyes barroisi.

Hierba del estornudo (Andryala ragusina)

Cardo zambombero (Carthamus lanatus)

Alcaudón común (Lanius senator)

Mis pasos me llevaron al límite del terreno dedicado a maniobras militares en Chinchilla, en cuyo exterior seguí observando algunos insectos y plantas. Pude contemplar el paisaje de la Sierra, en regeneración tras varias décadas "sin tocar". En la lejanía, comprobé la presencia de una especie de pino que sospechaba podría crecer en la zona, pero no había visto ninguno aún, el pino resinero (Pinus pinaster). Lo más seguro es que fueran ejemplares procedentes de repoblaciones forestales.

Espuela de caballero (Delphinium gracile)

Atochas de esparto (Stipa tenacissima) con siemprevivas (Helichrysum) y tomillos, y al fondo, pinares de pino carrasco (Pinus halepensis) con enebros (Juniperus oxycedrus) y carrascas (Quercus ilex subsp. ballota) y coscojas (Q. coccifera).

Uno de los pinos resineros (Pinus pinaster), también conocidos como pino ródeno o marítimo, que pude captar con el zoom de mi cámara.

Inflorescencia de Delphinium gracile.

En cierto momento, me di cuenta de que se me estaban subiendo algunas garrapatas a los pantalones, algo que detesto con toda mi alma, y con un escalofrío, me di la vuelta y me dirigí de nuevo al coche, evitando atravesar herbazales altos. En varias ocasiones, oí el canto de la tórtola europea (Streptopelia turtur) pero no conseguí localizar ningún ejemplar, así que seguí caminando de vuelta y fijándome en lo que veía. 
Glaucium corniculatum, en un campo sin cultivar.

Gorrión chillón (Petronia petronia) juvenil.

Una vez en el coche, me acerqué a otra zona de almendros donde vi pasar volando la pareja de tórtolas europeas que había estado oyendo todo el tiempo, hasta posarse en un vallado. Tuve la enorme suerte de poder fotografiar estas preciosas paloma amenazada desde mi coche mientras me sentía muy afortunado de disfrutar de ellas tan cerca de casa.

Tórtolas europeas (Streptopelia turtur)

Me quedé un rato mirándolas hasta que decidí que ya era hora de volver a casa, no sin antes encontrar una abubilla (Upupa epops) que curioseaba en unos montones de ramas que algún agricultor había reunido en medio de un campo. Con el zoom de la cámara, pude captarla como pude. 

Fue, sin duda, una buena mañana y, tras cierto tiempo sin hacer caminatas por la Sierra de Chinchilla y cercanías, disfruté como un crío de toda la naturaleza que, por suerte, queda a mi alrededor.

Abubilla (Upupa epops)

Estos son los campos de mi zona, que alternan viñedos, olivares, campos de almendros, grandes extensiones de llanuras cerealistas, árboles (encinas, almendros) dispersos y zonas de monte mediterráneo.

jueves, 23 de noviembre de 2023

En el bosque de la salamandra

Dos veces fuimos a buscar la legendaria salamandra un mismo fin de semana. La primera noche, llegamos al lugar atravesando extensos pinares primero y campos y campos de olivos después. Nos encontramos en un paraje húmedo en la noche, entre laderas cubiertas de olmos siberianos, chopos, sauces, higueras y otros árboles de ribera, que rodeaban una surgencia de agua canalizada en parte y embalsada en una piscina de piedra. El agua bajaba por la zona recorriendo diferentes canales poco profundos, y a veces caía directamente a la tierra y formaba un riachuelo rodeado de zarzas y colas de caballo, o se volvía a acumular en unas piletas donde antiguamente lavaban sus atuendos las gentes del pueblo. En las pequeñas acequias de piedra, se acumulaban las hojas de plátanos y chopos, y las larvas de salamandra descansaban tranquilas. La humedad lo envolvía todo y la temperatura, de unos 10 ºC, nos enfriaba los cuerpos rápidamente. La hojarasca del suelo dormía bajo una capa de gotitas que relucían al paso de nuestras linternas en la oscuridad. Tras un rato de profunda insepección del terreno y paciencia, ninguna salamandra hizo acto de presencia y, cansados, nos fuimos a dormir, no sin antes toparnos con un opilión, un ciervo y tres jabalíes, y un par de ojos luminosos que nos miraban desde una ladera y que nos dieron escalofríos.

La segunda noche, decidimos acercarnos al mismo sitio, poco antes del atardecer, y repetir la táctica de búsqueda anfibia de la noche anterior. En cuanto la oscuridad envolvió el bosquete, nos pusimos en marcha, escudriñando el suelo cubierto de hojas amarillas, naranjas y marrones, las laderas donde crecían pequeñas setas y cualquier rincón más húmedo que nos llamara la atención. Tras unos minutos escrutando el paraje y después de encontrar varios renacuajos de salamandra de nuevo, de repente, mis ojos detectaron un ejemplar de salamandra (Salamandra salamandra morenica) en la humedad. No podía creérmelo, después de tanto tiempo queriendo ver una salamandra vivita y coleando, ahí estaba, con esa expresión inmutable en la cara de pasmada. Lo primero que pensé al verla fue: "Parece un muñeco de plástico".

Salamandra común (Salamandra salamandra morenica)

La salamandra común, también llamada salamandra de fuego, es un anfibio urodelo con varias subespecies en la península ibérica. En la provincia de Albacete, solamente es posible encontrarla en las sierras subhúmedas del suroeste (Alcaraz y Segura), estando ausente en las comarcas naturales de La Mancha, incluyendo los valles del río Júcar, el corredor de Almansa y los campos de Hellín. La subespecie de Albacete es propia, además, de toda Sierra Morena y las Sierras Béticas.

Salamandra salamandra morenica
En nuestra zona, la salamandra recibe también otro nombre curioso: tiro. Realmente no sé el origen de esta palabra, pero es un término que se utiliza también, que yo sepa, en las sierras de las vecinas provincias de Jaén y Granada.

Salamandra salamandra morenica
Es un animal que depende mucho de la humedad ambiental. Su piel, a través de la cual también respira, es muy sensible, y aprovecha las épocas lluviosas con temperaturas superiores a 5ºC para salir de sus escondrijos, reproducirse y alimentarse. En nuestra zona la podemos encontrar activa en otoño, parte del invierno y primavera. Son ovovivíparas, por lo que paren directamente crías (renacuajos) que dejan en charcas, estanques y pilas de agua dulce y limpia, aunque algunas subespecies del norte de la Península dan a luz directamente crías formadas. Por supuesto, es una especie amenazada que depende mucho de los puntos de agua fresca y limpia para su reproducción, lo que a su vez está relacionado con el régimen de lluvias, que, si se trastoca, acaba afectando a la disponibilidad de agua limpia en fuentes y acequias. Se alimenta de gusanos, babosas, cochinillas y pequeños insectos.
Renacuajo de salamandra. Se aprecian sus branquias externas en la cabeza, justo delante de los brazos. 

miércoles, 18 de octubre de 2023

En busca de Danaus chrysippus y otros animales en El Hondo (Elche)

El día de la Fiesta Nacional de España, el 12 de octubre, fuimos María del Mar y yo con mis primas Clara y Cristina a buscar la famosa mariposa tigre (Danaus chrysippus) en el Parque Natural de El Hondo de Elche (Alicante). Mis amigos Alonso y Juanjo habían ido la semana de antes a buscarla y me comentaron que era muy fácil ver este ninfálido en la zona. Y así fue. En cuanto aparqué el coche en el aparcamiento de este interesantísimo humedal, protegido por la Generalitat Valenciana desde 1988 y por la Unión Europea (sitio RAMSAR y ZEPA), ya vimos los primeros ejemplares.

Mariposa tigre (Danaus chrysippus) libando flores de Limonium.

Mariposa tigre (Danaus chrysippus) sobre flores de Limonium.
Este ninfálido tropical, que en España se alimenta de matacán (Cynanchum acutum), se ha extendido de forma natural por el Mediterráneo occidental desde finales de los años 80 del siglo XX. Su distribución incluye prácticamente todo el continente africano y el sur de Asia. Muchos estudios confirman que el cambio climático (volvemos a lo mismo) está ayudando a esta mariposa a conquistar nuevos territorios. Tratándose, además, de una especie con gran capacidad de dispersión, ya que es una potente voladora, no es de extrañar que ya haya conseguido alcanzar incluso el centro de España (Toledo). Es probable que, conforme pasen los años, esta mariposa continúe expandiendo su distribución.
Junto al centro de visitantes del Parque Natural de El Hondo, se ha instalado un pequeño "jardín botánico" y un oasis de mariposas donde, sin duda, la estrella es la D. chrysippus.

Dimos un paseo al final de la mañana por el Parque Natural y pudimos ver también algunas de las aves características de este lugar, como el flamenco rosa (Phoenicopterus roseus), la focha moruna (Fulica cristata) y la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris), estas dos últimas especies amenazadas de extinción, además de moritos (Plegadis falcinellus), cucharas comunes (Spatula clypeata), ánades reales (Anas platyrrhynchos) y patos colorados (Netta rufina).

La focha moruna (Fulica cristata) se considera En Peligro Crítico de Extinción en el Libro Rojo de las Aves de España. El Hondo de Elche es uno de los mejores lugares para verla en Europa. Aquí la veis junto a su polluelo.

Flamenco rosa (Phoenicopterus roseus) y focha común (Fulica atra).

Cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris). Otra especie En Peligro Crítico que encuentra en El Hondo un buen lugar donde reproducirse cada año.

Cuchara europeo (Spatula clypeata)

Flamenco rosa, ejemplar juvenil.

Por supuesto, también las libélulas hicieron acto de aparición. Aquí estuve muy atento, porque sabía que había especies que no había visto, a pesar de encontrarme solamente a unos 180 km de casa. Conseguí ver varias especies de odonatos. Destacaba sobre todo, por su abundancia, Anax parthenope. Y finalmente, vi dos especies de libélulas nuevas para mí:
Orthetrum trinacria. Otra especie beneficiada por el cambio climático que cada vez se ve en más puntos del sur de Europa.

Diplacodes lefebvrii. Se ve en algunos humedales del sur de la Península, pero seguramente le pase lo mismo que a la especie anterior.

También vimos otros odonatos, como la típica Ischnura graellsii. Además, aparecieron entre algunos arbustos dos saltamontes, Eyprepocnemis plorans y Heteracris cf. litoralis, y una avispa de la especie Rhynchium oculatum.

Eyprepocnemis plorans
Este ejemplar de Ischnura graellsii decidió posarse sobre el abanico de Clara.
Esta araña del género Larinioides se estaba poniendo las botas con una libélula del género Sympetrum.

Después de comer, nos acercamos a las salinas cercanas a la playa de El Pinet. Allí disfrutamos de la presencia de un buen número de avocetas comunes (Recurvirostra avosetta), así como de más flamencos, una garceta común (Egretta garzetta) y diversas limícolas.
Avocetas (Recurvirostra avosetta)

Flamencos rosas (Phoenicopterus roseus). 

En líneas generales, todas estas observaciones fueron las más relevantes de la jornada, aunque me dejo más aves y plantas, y algún insecto.

A pesar de las áridas condiciones del sureste ibérico, lugares como El Hondo y el sistema de saladares cercanos le otorgan unas particularidades ecológicas a la zona de un gran interés. Por eso, ir a bichear por estas zonas siempre me llena de gran gozo y me estimula mucho el cerebro. 

martes, 17 de octubre de 2023

Sympetrum sinaiticum

Sympetrum sinaiticum en la balsa de los huertos del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha.

 El llamado alguacil claro o dardo del desierto (Sympetrum sinaiticum), un libelúlido de distribución principalmente norteafricana, cada vez resulta más común en el interior peninsular ibérico y hacia el norte. En general, esta especie aparece ligada a puntos de agua enclavados en ambientes muy áridos y casi desérticos, pero como buena libélula, es capaz de atravesar grandes distancias y dispersarse rápidamente. En GBIF e iNaturalist, observamos que la mayor parte de citas de este odonato se localizan en el este de España, mientras que el resto de datos, más dispersos, se recogen de Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Israel y Arabia Saudí (estos tres últimos países concentran casi todas las observaciones en el entorno del Sinaí). Es evidente que la cantidad creciente de citas de S. sinaiticum que aparecen cada año en España tiene que ver con el esfuerzo de muestreo: en España, se muestrean más libélulas que en el resto de zonas. Los primeros días de octubre cada vez son más cálidos y son precisamente esos días cuando aprovechan las S. sinaiticum para patrullar las zonas húmedas rodeadas de ambientes muy áridos y reproducirse.

Trithemis kirbyi, otra libélula africana que se detectó por primera vez en 2007, ya se ha instalado definitivamente en España. Observada en el mismo sitio y día que la anterior.
No es la primera vez que lo digo en este blog, el mundo animal nos está avisando de los cambios forzados a los que estamos sometiendo a nuestro planeta. La intensificación de la aridez ambiental cada año, las sequías persistentes y la destrucción de los hábitats húmedos naturales que todo ello conlleva provocan la aparición de especies más sureñas que se instalan en latitudes más al norte. De hecho, hay estudios que demuestran que algunas libélulas africanas aprovechan los reventones cálidos y las olas de calor, cada vez más habituales y largas en nuestro país, para expandir sus dominios. Al hilo de todo esto, justo me entero hoy de que se ha observado un escribano sahariano (Emberiza sahari) en Cartagena, poco después de que se haya constatado la primera nidificación confirmada de este pájaro en el sur del país, en Algeciras.  Sinceramente, no veo que la cosa vaya a mejorar, así que habrá que ir recibiendo a los nuevos habitantes de la Península con la mejor cara que podamos y, por qué no, también con los brazos abiertos.

viernes, 6 de octubre de 2023

El rescate de la langosta

La otra noche, apareció una langosta migratoria (Locusta cinerascens / Locusta migratoria cinerascens) en el garaje de mi casa. Esta sí es una langosta verdadera, del género Locusta, al contrario que la abundante langosta egipcia (Anacridium aegyptium) que, como veis, es de otro género. Los ejemplares adultos de Locusta cinerascens resultan fáciles de observar a finales de verano, incluso hasta el mes de noviembre, en parques, jardines, calles y prácticamente todo tipo de hábitat del área mediterránea, en general en territorios con gramíneas secas. En España, la langosta migratoria solamente aparece en forma sedentaria, fácilmente distinguible de la fase gregaria, que se distribuye en algunos territorios de África, por presentar el pronoto muy aquillado y por no ocasionar plagas de millones de inviduos que pueden causar estragos en cultivos. 

El ejemplar que entró en mi garaje era bastante grande y presentaba unos tonos verdes muy bonitos. Cuando conseguí capturarla, la solté en el patio, donde me dejó primero hacerle una foto en la palma de mi mano. Después, flexionó sus fémures y saltó por los aires, utilizando sus desarrolladas alas para alejarse, y la perdí de vista.

Locusta migratoria cinerascens / Locusta cinerascens

domingo, 24 de septiembre de 2023

Buscando Brachycrotaphus tryxalicerus y Acrida ungarica no muy lejos de casa

Hace unos días, mi amigo Miguel Domenech nos dijo a Alonso Ródenas y a mí que había visto unos saltamontes interesantes a menos de una hora de casa, así que el domingo 17, nos encaminamos a esta zona, ya en la provincia de Alicante, desafiando varios frentes de lluvia que obligaron a Miguel y a Alonso a permanecer en el coche un rato bajo una tormenta de granizo cuando venían a recogerme. Unos 45 minutos después, sin lluvia, llegamos a un descampado cubierto de vegetación nitrófila compuesta principalmente por la gramínea Hiparrenia hirta y algunas otras especies de flora típicas de bordes de caminos como Salsola vermiculata, Zygophyllum fabago... Se notaba que la tierra había sido revuelta hacía un tiempo, al lado de una escombrera abandonada, junto a unas vías de tren. Miguel nos había dicho que el lugar estaba lleno de insectos y lo cierto es que le dimos la razón en cuanto caminamos un poco. Es curioso, pero a veces resulta bastante fácil encontrar una gran abundancia de insectos en ambientes muy alterados, aunque sorprenda. Creo que esta abundancia debe de estar relacionada con la diversidad de vegetación nitrófila y ruderal que aparece, pues muchas de estas especies que se suelen ver son generalistas y poco exigentes en cuanto a hábitat. 

En seguida hicieron acto de presencia algunos escarabajos de la nariz sangrante (Timarcha spagnoli) en actitud reproductiva y varias especies de saltamontes, entre ellos, los Brachycrotaphus y Acrida que queríamos ver y fotografiar.

Brachyctrotaphus tryxalicerus

El saltamontes de género impronunciable Brachycrotaphus tryxalicerus es una especie afrotropical y mediterránea. Según veo en GBIF, la mayoría de citas son de España, en provincias cercanas al mar, seguidas de Burkina Faso y otros países subsaharianos. También se ha detectado en Egipto e Italia. Por la distribución de este insecto, me parece que es probable que esté en más países aunque no se haya detectado, principalmente en el entorno mediterráneo y en territorios que bordean el Sahara. Yo no lo conocía hasta que Miguel nos habló de él. Está muy ligado a herbazales de Hiparrenia hirta. Conforme caminábamos, saltaban y caían sobre los tallos de la gramínea, y se giraban hacia el otro lado para esconderse.

Acrida ungarica

También había por allí otras especies termófilas como el saltamontes llorón (Eyprepocnemis plorans) y el saltamontes palo (Acrida ungarica). Es muy fácil confundir esta última especie con Truxalis nasuta, pero los ejemplares que vimos no dejaban lugar a dudas, así como la época del año. Hasta ahora, todos los saltamontes palo que he encontrado en mi zona son Truxalis nasuta. Resulta curioso, porque la especie de saltamontes palo que siempre aparece en las guias de campo de insectos europeos es Acrida ungarica. Por eso, la gente que se inicia en la entomología suele identificar todos los Truxalis que ven como Acrida, aunque habitualmente no es así. Había ejemplares alados bastante grandes de colores diversos, amarillentos, marrones, verdes...

Acrida ungarica
Eyprepocnemis plorans

El camino nos llevó a una especie de balsa vallada, repleta de eneas, donde un ánade real (Anas platyrhynchos) nos asustó al salir volando repentinamente. Sobre el agua verde volaban raudas algunas libélulas rojas (Crocothemis erythraea, Sympetrum...) y una emperador (Anax imperator). También vimos algunas mariposillas.

Esfinge de la lechetrezna (Hyles euphorbiae)

Blanquiverdosa (Pontia daplidice)

También encontramos varios ejemplares de las dos argiopes más comunes, en sus telas. Sin duda, la gran abundancia de saltamontes les nutre bien.

Argiope bruennichi
Argiope lobata

En la zona abundaban los pepinillos del diablo (Ecballium elaterium) con sus característicos frutos explosivos que lanzan sus semillas disparadas al menor movimiento. Y con ellos, la característica mariquita de los melones (Henosepilachna).

Flores de pepinillo del diablo (Ecballium elaterium) y una Henosepilachna.

Volviendo al coche, pudimos ver más saltamontes. Uno de ellos, incluso, aterrizó de un salto en la pernera del pantalón de Miguel. Se nota que es el hombre que susurraba a los ortópteros y los atrae.

Oedaleus decorus sobre el pantalón de Miguel.

Hembra de Calliptamus.

Volvimos a casa cuando oscurecía, con dos nuevas especies de saltamontes en nuestra lista de observaciones entomológicas. Pero los días ya se acortan y la temperatura en general está bajando, si bien todavía nos queda el mes de octubre para seguir viendo insectos interesantes, antes de que llegue de verdad el frío...