sábado, 17 de agosto de 2024

Un nido de Uloborus walckenaerius en el patio

Esta mañana, mientras barría el patio, he detectado un nido de arañas sin veneno, Uloborus walckenaerius (familia Uloboridae) en una rama del espino albar. Es una especie habitual en zonas cálidas de Europa, siendo común en el Mediterráneo y en parte de Centroeuropa, hasta la mitad sur de Gran Bretaña. Todos los años veo varias, casi siempre en verano, entre mis plantas.

Nido de Uloborus walckenaerius. El adulto está a la izquierda, con sus patas estiradas, hacia el centro de la ramilla. La puesta de la parte superior de la foto no ha eclosionado o eclosionó antes y ya no hay arañitas, mientras que las de abajo han nacido recientemente de su ooteca.

Por supuesto, la respeto y la dejo ahí. En mi casa no se matan arañas. Principalmente por ser artrópodos muy útiles. Si ya tenemos suficiente aguantando mosquitos y otros insectos molestos, cargarnos las arañas sólo haría aumentar a los animales pesados. Y también porque les tengo cierto cariño. Cuando veo una araña, pienso en qué culpa tendrá el pobre animal de que la haya encontrado ahí: "Perdón por asustarte, no sabía que el simple hecho de ser vista podría significar mi muerte", leí en un reel de Instagram en defensa de las arañas. Si aparecen dentro de casa, las recojo con cuidado y las libero fuera en el patio.

En el nido de Uloborus, había unas cien arañitas minúsculas, más pequeñas que un grano de sésamo, quietas en la tela. A su lado, una hembra adulta, presumiblemente la madre de todas ellas, permanecía quieta, con su típica posición con las patas estiradas.

Uloborus walckenaerius, hembra.

Uloborus walckenaerius, hembra.

Uloborus walckenaerius, hembra. Vista inferior.

Crías de Uloborus walckenaerius.

Esta familia de arañas no cuenta con glándulas de veneno, por lo que capturan pequeños insectos con fuerza y los envuelven en seda a toda velocidad para evitar que escapen. Además, su seda está cubierta de nanofibras en vez de una sustancia adhesiva, que es lo que se adhiere a los insectos que caen en la telaraña.

jueves, 1 de agosto de 2024

Una posible garcilla china (Ardeola bacchus) en Albacete

El día 18 de julio a primera hora de la mañana, detecté una pequeña garza blanca al pasar por el puente de la recreación de la laguna kárstica de Ruidera, en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha. En ese momento, no pude identificarla correctamente ya que el animal salió volando desde el borde de la laguna a esconderse en otra colección de plantas cercana, entre los árboles, bien alto en las copas. No le di mayor importancia porque estaba ocupado con otros asuntos e imaginé que quizá sería un avetorillo.

Lugar de observación. La recreación de una laguna de Ruidera. Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, Albacete.

Al día siguiente, la vi de nuevo, esta vez junto a mi compañero Alejandro Santiago, y el animal volvió a hacer lo mismo, solo que esta vez sí conseguí localizarla en la copa del olmo de montaña donde se escondió y pude tomar las siguientes fotografías:

Posible garcilla china (Ardeola bacchus). Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, Albacete. 19.VII.2024.

Posible garcilla china (Ardeola bacchus). Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, Albacete. 19.VII.2024.

Posible garcilla china (Ardeola bacchus). Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, Albacete. 19.VII.2024.

Inicialmente pensé que se trataba de una garcilla cangrejera Ardeola ralloides, pero posteriores comentarios sugirieron subadulto de Ixobrychus minutus. Pero observando las fotografías, mi buen amigo Antón Pérez sugiere que, por los parches de plumas de color castaño de los lados de la cara y los de color pizarroso de la espalda que se ven en una de las imágenes, parece tratarse de una garcilla china (Ardeola bacchus). Además, esta especie tiene un rango de distribución más amplio que otra especie similar (Ardeola grayii) que también se valoró. En 2015 (lo más actual que hemos podido encontrar), había en Europa seis citas de garcilla china y solo una de garcilla india. 

He vuelto a buscar varias veces al ejemplar en el mismo sitio, sin éxito.

Ya he enviado al comité de rarezas de SEO/Birdlife la cita con la explicación correspondiente y las imágenes, y estoy a la espera de que confirmen lo que opinamos mi amigo Antón y yo. De confirmarse, sería la primera cita de esta especie en España.

Distribución natural de Ardeola bacchus. Naranja: área de cría. Azul: área de invernada. Morado: residente. Fuente: Birds of the World.

lunes, 22 de julio de 2024

No es vistosa, pero sí valiosa

Artículo publicado también en el número 345 de la revista "Albacete a mano".

    Las duras condiciones ambientales (de suelo y clima) que en ocasiones encontramos en muchos hábitats de nuestro entorno mediterráneo llevan al límite vital a las plantas que crecen en ellos. Así, a lo largo de millones de años de evolución, las especies han ido adaptándose y cambiando su morfología para conseguir resistir suelos salinos, compactados, arenosos, expuestos al sol, con una presencia casi testimonial de agua o con enormes diferencias de temperatura entre el día y la noche. ¿Y cómo lo han hecho? Pues encogiendo sus hojas, haciéndolas pequeñas o lineares, lo que disminuye la superficie de evapotranspiración, o llenándose de pelillos (indumento) blanquecinos que retienen la humedad o reflejan la luz solar, evitando así la deshidratación; algunas plantas también crean estructuras de resistencia (rizomas, bulbos…) o desarrollan grandes sistemas radiculares en busca de agua. Incluso, algunas plantas son caducifolias, pero no en otoño, sino en pleno verano: dejando caer sus hojas, entran en un estado de mínima actividad y consiguen evitar la pérdida de agua, renaciendo con la llegada de las lluvias otoñales y primaverales.

    En el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, es fácil oír la frase que encabeza este texto, especialmente cuando les contamos a nuestros estimados visitantes la importancia ecológica de muchas de las plantas que crecen aquí y que, por vicisitudes de la evolución de las especies, han sacrificado las grandes y llamativas flores, y las hojas verdes y amplias, por exigencias del hábitat. Que no son llamativas, sino valiosas. Porque donde ellas crecen, pocas plantas podrían vivir. Y esto conlleva el organizarse en ecosistemas muy raros y únicos en el contexto europeo, que a su vez atraen a otras especies animales de gran importancia y rareza.

    Una de estas plantas, verdadera joya viviente, pero poco vistosa, es Anarrhinum fruticosum. Esta pequeña mata, que no tiene nombre vulgar, solamente crece de forma natural en la sierra de Crevillente (Alicante) en toda Europa. Más allá, crece solamente en áreas muy secas de Marruecos y Argelia. Vive en suelos calcáreos y su población natural es tan pequeña que presenta un altísimo riesgo de extinción, siendo muy sensible a la destrucción de su hábitat. Y aunque es poco llamativa, es un tesoro del sureste ibérico que tenemos la suerte de poder encontrar floreciendo estos días de verano en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, en la colección de endemismos iberonorteafricanos. Como sociedad, debemos conocer y proteger estos tesoros naturales que crecen tan cerquita de nosotros, para que no debamos nunca lamentar su desaparición, aunque por su aspecto no sean vistosos, pero sí muy valiosos.

Anarrhinum fruticosum floreciendo en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, Albacete, en el mes de junio de 2024.

viernes, 26 de abril de 2024

Retorno a la Rambla del Agua

    El otro día, después de bastante tiempo sin salir al campo, decidí acercarme a la Rambla del Agua, en la Sierra de Chinchilla. Esta es una zona que me conozco bien, donde he explorado la biodiversidad a fondo e, igualmente, cada vez que voy, siempre acaba sorprendiéndome. Mis compañeros de ARBA, la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, también la conocen muy bien y muchas veces la hemos recorrido a pie observando flora y fauna, y favoreciéndolas.

   Me desperté bastante pronto el día 22, y no podía volverme a dormir, así que desayuné y me eché al campo. A las 8:30h de la mañana ya me encontraba observando los extensos atochares (formaciones vegetales de esparto, Machrocloa tenacissima) de la sierra de mi pueblo, que tantos momentos de disfrute me han dado en la naturaleza desde que empecé a campear por mi cuenta en la naturaleza.

Muchas personas desprecian los espartales, pero a mí me encantan por la gran biodiversidad que presentan. El de la imagen se encuentra muy expuesto a los elementos y aquí el esparto convive con otras plantas propias de esta zona de la península ibérica como Brachypodium retusum, Thymus vulgaris, Genista pumila subsp. pumila, Teucrium capitatum, T. gnaphalodes e incipientes carrascas (Quercus ilex subsp. rotundifolia). En algunos vallejos, hay campos de cultivo en los que se alimentan perdices y otras aves, así como conejos.

Espartos en plena floración. A cuántas miles de familias dio de comer hasta hace pocos años esta planta, gracias a la fibra que se puede extraer de ella y que sirvió para hacer todo tipo de trenzados, en cestería, cuerdas, etc.
    Continuando mi camino hacia la Rambla del Agua, pude observar cómo las abundantes lluvias de marzo y las temperaturas templadas que hemos tenido han provocado una explosión de flores. Al inicio de la Rambla, o por lo menos por donde yo suelo acceder, encontré prácticamente cada planta en flor, especialmente los tomillos, pero también los primeros carraspiques (Iberis pectinata) que abundan en un campo de cultivo colindante, y las coronillas de fraile (entre otros nombres), Globularia vulgaris. La temperatura era de unos 6 ºC según el termómetro del coche, pero se esperaban máximas de unos 21 ºC, y todo estaba cubierto de rocío.

Tramo alto de la Rambla del Agua. El camino central es por donde caminan los senderistas y los animales, y por donde discurre el agua cuando llueve mucho.

Globularia vulgaris

Iberis pectinata
    La Rambla del Agua tiene tramos con laderas más expuestas y vegetación rasa y compacta, o con paredes erosionadas que estrechan el sendero a modo de pasadizo, donde se refugian aves e insectos de la arena, pero en general está bordeada de pinar de pino carrasco (Pinus halepensis) de repoblación, con un sotobosque bastante pobre que a veces se vuelve o inexistente o muy denso, y cuando es así, la planta principal que encontramos es el romero. Aparte de oir el canto de los piquituertos (Loxia curvirostra), aves especializadas en pinos de semilla pequeña y de algunas otras aves, no vi mucho movimiento de fauna durante mi corta caminata.

Zegris eupheme, descansando y relajada por el frío. una mariposa cuyas orugas se alimentan de diversas especies de crucíferas.

La única especie de orquídea que observé fue la abundantísima Ophrys fusca.

En las zonas expuestas que bordean la rambla y que aparecen de vez en cuando al recorrerla incluyen vegetación rasa de aromáticas mediterráneas y plantas espinosas, como el tomillo común (Thymus vulgaris) y la aliaga (Genista pumila) que aparecen en flor en la imagen, sobre poco suelo muy pedregoso.

Aquí abunda la coronilla (Coronilla minima subsp. lotoides).

Todavía quedan en flor algunas genistas (Genista scorpius).

Uno de los tramos de la Rambla del Agua. En esta zona, hemos plantado con ARBA diferentes especies autóctonas que se han dado muy bien, como el espantalobos (Colutea hispanica).

Otro de los insectos que pude ver, el abejorro común (Bombus terrestris lusitanicus), afanado en buscar néctar en un tomillo.
    Aunque la caminata fue corta y rápida, me sirvió para desintoxicarme un poco y para observar cómo las recientes lluvias han favorecido la floración de tantas especies. Al cabo de una hora y pico, me volví a casa, no sin antes detenerme observando otras flores.
Jarilla (Helianthemum asperum) y tomillo (Thymus vulgaris).

Helianthemum asperum

Tomillar con espartos y aliaga en flor.

viernes, 22 de marzo de 2024

Homalocephala texensis

Una de mis grandes pasiones es la jardinería: remover tierra, plantar cosas, verlas crecer y florecer. Llevo varios años cultivando diferentes especies de plantas, muchas autóctonas del Mediterráneo, casi siempre con el fin de atraer fauna al patio de casa, especialmente aves e insectos. Algunas especies significan mucho para mí por su simbolismo, el saúco del patio por mi apellido, los narcisos porque me recuerdan a una de mis películas favoritas (Big Fish), el espino albar porque me recuerda a los setos ingleses, el laurel... En esta afición entra también una pequeña colección de cactus.

Llevo varias semanas ocupado en otros menesteres de índole laboral y familiar, por lo que, en la naturaleza, solo me he dedicado a mi patio, sin salir prácticamente nada al campo. En parte por eso llevo también un mes sin subir entradas al blog, y eso que todavía tengo que terminar las del viaje a Costa Rica. Tengo pensado subir otra entrada específica sobre otro viaje que hicimos a Cantabria y Asturias, y pude observar fauna y flora de alta montaña y de bosque eurosiberiano. Así, últimamente me he enfocado bastante en las plantas que mimo y cultivo desde hace años, así como en las nuevas que han llegado estos meses. 

Hoy quería compartir con la blogosfera la floración de una especie de cactácea que adquirí recientemente. Se trata de Echinocactus texensis, también conocida como Homalocephala texensis.

Echinocactus texensis = Homalocephala texensis

Echinocactus texensis = Homalocephala texensis

Este cactus es originario del noreste de México y sur de EEUU. Es propio de terrenos muy áridos y desérticos, donde crece casi semienterrado, lo cual provoca resulta peligroso para algunos animales. No en vano, su nombre en español es biznaga tonel mancacaballo (mancacaballo imagino que viene de dejar a los caballos mancos). Las espinas centrales de las areolas son largas y curvadas hacia abajo, recordando a las de algunos Ferocactus. 

Hace unos días, preparando su floración.

La familia de las cactáceas está muy diversificada en toda América y se cultiva a lo largo y ancho de todo el planeta, en invernaderos o al aire libre, y con razón, ya que en sitios secos, muchas especies no requieren cuidados y con la llegada del buen tiempo ofrecen flores llamativas y grandes, a veces muy aromáticas. Tristemente, en países como España, especialmente en las zonas más secas del sur y del sureste, así como en Canarias, algunos cactus se han asilvestrado y amenazan gravemente a las especies de flora autóctona. En mi caso, los cultivo en macetas de barro o plástico, con sustrato de cactus o un sustrato que preparo yo con bastante arena, que permite que el agua corra y no permanezcan con las raíces húmedas demasiado tiempo.