sábado, 28 de enero de 2023

Fisurícolas invernales en el plátano de sombra

  El plátano de sombra (Platanus x hispanica) es un árbol muy plantado en ciudades de prácticamente todo el mundo. En Albacete, es una de las especies más comunes, junto con la falsa acacia (Sophora japonica) y el aligustre japonés (Ligustrum lucidum). Anda que van a esmerarse en plantar árboles autóctonos, pero bueno, eso es otra historia, voy a intentar no desviarme.
   El plátano de sombra tiene una corteza característica, que se va separando conforme crece el árbol y desprendiéndose en escamas, y que deja ver la parte inferior, más lisa y amarillenta. Esta característica lo hace muy fácil de reconocer cuando el árbol no tiene hojas en invierno. Así, muchos insectos y otros artrópodos aprovechan esta circunstancia para guarecerse en los pequeños intersticios que se van formando sobre la corteza del plátano conforme se desprende su corteza en pequeños trozos. Mis amigos Adrià Miralles y Alberto Narro ya me habían avisado de que es muy fácil encontrar en la corteza del plátano de sombra, por ejemplo, pseudoescorpiones, unos arácnidos de tamaño minúsculo, que por el aspecto, parecen pequeñas arañitas con pinzas de escorpión (son inofensivos). Así me lo demostró Adrià el pasado verano, cuando nos pusimos a mirar unos plátanos en Montjuic (Barcelona) y encontramos bastantes pseudos.
    Ayer, me puse a mirar con atención la corteza de un plátano de sombra. Llevamos casi diez días de temperaturas muy bajas por la noche, de entre -4 y -6 ºC, por lo que muchos invertebrados deciden hibernar en estos recovecos de las cortezas de los árboles. Levanté varias plaquitas de corteza y encontré diferentes invertebrados. Los más abundantes, con diferencia, eran Scantius aegyptius, una chinche parecida al "zapatero" de toda la vida (Pyrrhocoris apterus), pero que sí tiene alas y solo dos puntos circulares en los hemiélitros. Propia del mediterráneo, esta chinche pasa el invierno en grupos de bastantes individuos en grietas.

Agrupación de Scantius aegyptius. Albacete, 27.1.23.
En esta corteza, había otras especies de insectos. Las chinches más pequeñas de la parte superior izquierda, con puntos blancos en las alas, son del género Horvathiolus. Abajo, a la izquierda, se ve un ejemplar adulto de la galeruca del olmo (Xanthogaleruca luteola), algo que no me extrañó, porque este plátano de sombra crece junto a unos olmos.
Aquí encontré otra chinche distinta a los Horvathiolus y Scantius, que se guarecía en una bolsita de seda arácnida (pero sin araña), junto a las galerucas. Se trata, creo, de Raglius alboacuminatus.
Raglius alboacuminatus
    Otro pequeño insecto que apareció por ahí fue un psocóptero, animales minúsculos que pasan muy desapercibidos, pero que en realidad son bastante abundantes. Incluso es fácil verlos en balcones y terrazas de las ciudades en pleno invierno, en esquinas y zonas algo más resguardadas.
Psocóptero.
Y por supuesto, también encontré arácnidos, como este ejemplar de la familia Philodromidae.
Fam. Philodromidae
    En definitiva, la corteza de los árboles, sobre todo de los de mayor edad, son una importante fuente de refugio y alimento de un sinnúmero de pequeños animales. Por eso, en las ciudades, es importante respetar aquellos ejemplares viejos (siempre que no supongan un peligro para los viandantes), diversificar en especies y plantar nuevos, cuidándolos y favoreciendo la biodiversidad que prospera a su alrededor.

miércoles, 25 de enero de 2023

Pardillo común comiendo Suaeda vera

Pardillo europeo (Linaria cannabina) sobre Suaeda vera. 25.1.2023.
 El pardillo común (Linaria cannabina) es un fringílido extendido, que suele agruparse en pequeños o grandes bandos mixtos junto a otras especies similares como verderones o jilgueros. Se le encuentra en una gran variedad de hábitats, pero frecuenta los espacios abiertos con arbolado disperso. Este mediodía, encontré algunos ejemplares muy interesados en las plantas de "salao" (Suaeda vera) que podemos ver en la recreación del matorral halonitrófilo del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha. 
   No es la primera vez que veo pardillos en estas plantas, pues en determinados periodos del año, como invierno y primavera, tienen cierta preferencia por estos arbustos tan ligados a terrenos salitrosos y nitrogenados. Me he detenido un momento a observarlos mientras pasaba y me he dado cuenta de que picoteaban las ramillas. Lo que no termino de saber es si picaban las hojas, quizá para obtener algún recurso mineral, ya que las hojas del "salao" son suculentas y algo turgentes, o si picaban en busca de semillas. Al observar la ramilla con detenimiento, después de que se alejaran volando, no he encontrado nada que me llamara la atención, por lo que he deducido que picaban las hojas. 
   Según un estudio de Brown y Atkinson sobre la invernada de paseriformes en entornos costeros en Norfolk, publicado ni más ni menos que en 1996, el pardillo común suele verse en zonas donde abunda esta planta, llegando a alimentarse de sus semillas.
    Aquí podéis ver un vídeo que he grabado del ejemplar en cuestión.
   

El escudriñador de las hojas

El otro día observé un mosquitero común (Phylloscopus collybita) sobre un durillo (Viburnum tinus). Se desplazaba rápido entre las ramas, escudriñando y observando muy de cerca cada hoja, ramilla y umbela de flores. Picoteaba, comiendo, quizás, algún pulgón u otros insectos de minúsculo tamaño que se guarecen estos días de frío entre las hojas.
    Y es que el género de estos pajarillos que podemos encontrar en buena parte de los continentes euroasiático y africano, Phylloscopus, es un vocablo que se origina de las palabras griegas phyllos, hoja, y skopos, buscador. Así, el buscador o escudriñador de las hojas (latinizado en Phylloscopus), se mueve nerviosamente entre el follaje buscando presas y no resulta difícil en otoño e invierno, si estamos atentos, encontrar mosquiteros examinando las hojas de los matorrales perennifolios de nuestros parques y jardines.

Mosquitero común sobre durillo.
Mosquitero común sobre durillo.
Mosquitero común sobre durillo.
El escudriñador de las hojas. Mosquitero común sobre durillo.

miércoles, 18 de enero de 2023

Polilla del género Eudonia

Ayer, al aparcar el coche, encontré una polilla en la puerta del garaje. Al verla, supe que pertenecía a la familia Crambidae. Indagando en iNaturalist, la he asignado al género Eudonia. Hay más de 200 especies descritas en este género, así que no me atrevo a identificarla a un nivel inferior al de género. Sus larvas se alimentan de musgo y líquenes.

Eudonia
Eudonia, vista del animal desde arriba.

Espiando el comedero para pájaros

    Esta mañana he echado un vistazo al comedero para pájaros que instalamos el año pasado en el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, junto con la Sociedad Albacetense de Ornitología. Colocándome en un punto estratégico donde las aves no podían verme, tras poquísimo tiempo de espera, han comenzado a aparecer una multitud de pajarillos que he podido observar desde muy cerca. El alimento que colocamos, junto con la SAO, consiste en semillas pequeñas y pipas de girasol, así como cacahuetes y bolas de grasa. Las especies más abundantes eran los gorriones (común y molinero) y los verderones comunes, a los que acompañaban algunos verdecillos y pinzones comunes. De vez en cuando, también se acercaba algún mirlo a curiosear y una pareja de carboneros comunes. 
    En general, todos los pájaros se alimentaban directamente en el suelo, en busca de las semillas que el vendaval de estos días esparce desde el comedero principal. Como se supone que hoy iba a nevar un poco y las temperaturas han permanecido bajas (aunque no tan bajas como sería lo normal), con máximas de 6 ºC, y se espera que sigan bajando hasta -7 ºC estos próximos días, nos hemos asegurado de que el comedero esté bien lleno.
   Sin duda, los comederos para pájaros suponen una buena ayuda para muchas aves que pasan el invierno en nuestros jardines, tal y como demuestran muchos estudios realizados, principalmente, en Reino Unido.

Verderones comunes (Chloris chloris) y serín verdecillo (Serinus serinus), a la izquierda.
Verderón común (Chloris chloris)
Verderón común (Chloris chloris) en un arbusto cercano.
Pinzón vulgar (Fringilla coelebs), hembra.
Pinzón vulgar (Fringilla coelebs), hembra.
Gorrión molinero (Passer montanus). Creo que el JBCLM es el lugar donde mayor densidad de gorriones molineros he visto en mi vida.
Gorrión molinero (Passer montanus), arriba, y gorrión doméstico (Passer domesticus), abajo.
Gorrión molinero (Passer montanus)
Una tímida hembra de pinzón vulgar (Fringilla coelebs) observando el frenesí de los gorriones en el suelo, que se inflaban a semillas.
* Actualización: hoy he mirado otra vez y, aparte de un pajarillo que me ha parecido un carbonero garrapinos (Periparus ater), he podido fotografiar una paloma torcaz (Columba palumbus) que no paraba de emitir su característico canto y un petirrojo (Erithacus rubecula).
Mirlo (Turdus merula), hembra.
Serín verdecillo (Serinus serinus), macho.
Petirrojo (Erithacus rubecula)
Paloma torcaz (Columba palumbus)

lunes, 16 de enero de 2023

Flamencos, avefrías, gaviotas sombrías y avutardas en Corral-Rubio

El pasado viernes 13 de enero, nos fuimos Alonso, Juanjo, Esther y yo a buscar la avefría sociable (Vanellus gregarius) que llevaba varios días viéndose por una laguna cercana a Corral-Rubio. Con esto del pajareo, se juega a veces con un factor de suerte imposible de controlar, por lo que no conseguimos verla. Sí observamos otras aves que, a pesar del frío, decidían descansar en las aguas someras de esta zona de la ZEPA "Área esteparia del este de Albacete".

Alcaudón real (Lanius meridionalis) posado en la punta de un almendro.
Parte del grupo de abundantes gaviotas sombrías (Larus fuscus) que se movían por la zona. Nos hizo mucha gracia ver un ejemplar que había encontrado un trozo de plástico rojo y jugueteaba con él, paseándolo y lanzándolo de vez en cuando.
Jóvenes flamencos (Phoenicopterus roseus).
Avefría euroasiática (Vanellus vanellus) en un bancal.
Flamencos rosas (Ph. roseus) descansando.
Los mismos flamencos, durmiendo.
    Después de visitar esta lagunilla, nos dimos una vuelta por los campos de alrededor, donde, en un momento dado, dimos con un pequeño grupo del ave voladora más pesada, la avutarda euroasiática (Otis tarda). En seguida desaparecieron tras una loma, pero nos dio tiempo a verlas a la hora dorada del atardecer.
Avutardas euroasiáticas (Otis tarda), a punto de desaparecer tras la loma.

martes, 10 de enero de 2023

Retorno a la costa en enero

    El sábado 7 de enero, me llevé a mis amigos Alonso & Miguel a la playa. No a tomar el sol ni a bañarnos, por supuesto, sino a hacer lo que toda persona digna hace normalmente en su día a día: buscar bichos.
    Salimos de Albacete hacia las 8:30h de la mañana y tras un breve desayuno en Almansa, seguimos directos hacia las playas de Urbanova. En concreto, a la zona dunar que hay al sur de esta localidad, donde tanto he bicheado desde pequeño. El día comenzaba fresco y luminoso, con un fondo mediterráneo de aguas relucientes. En las dunas, nos recibía el manto de la invasora uña de gato (Carpobrotus edulis) que lleva muchos años tapizando las arenas y ahogando a la flora dunar propia del entorno.

Manto de Carpobrotus edulis invadiendo el arenal. De vez en cuando, en estas zonas cubiertas por esta suculenta, se observan hojas de la azucena de mar (Pancratium maritimum), pero rara vez aparecen otras plantas allá donde crece esta especie sudafricana.

    En seguida nos pusimos a buscar invertebrados. Rápidamente encontramos viejos conocidos de este blog, ortópteros como Truxalis nasuta, Acrotylus insubricus, etc. mientras esquivábamos a personas con intenciones poco decentes.
Joven saltamontes de la familia Acrididae.
Vista frontal de uno de los ejemplares de Truxalis nasuta que encontramos.
Magnífica fotografía de mi amigo Alonso Ródenas.
Anduvimos durante unos cientos de metros y acabamos subiendo a una loma desde donde vislumbrábamos las costas alicantinas hasta Benidorm. En la subida, en una zona donde abundaban plantas como Globularia alypum, vimos lo que creemos que es la larva del abundante escarabajo de la nariz sangrante (Timarcha espanoli). Claramente, era la larva de un crisomélido, gordo y arrugado, pero de un color verde metalizado muy bonito. Ante nuestros ojos, se puso, en ese momento, a comer las hojas de Plantago albicans sobre las que se movía.
Larva de Timarcha espanoli.
En la cima de la loma, se nos acercaron una vanesa (Vanessa atalanta) y una libélula roja (Sympetrum fonscolombii). Decidimos volver al coche para ir a comer a Los Arenales, para después dar una vuelta rápida por el Clot de Galvany y ver qué se cocía por allí. Detectamos las aves que ilustro con las fotos abajo y también ánade friso (Mareca strepera), pato colorado (Netta rufina) y gallineta (Gallinula chloropus), además de tarabillas europeas (Saxicola rubicola) y pinzones vulgares (Fringilla coelebs).
Cuchara europeo (Spatula clypeata) descansando.
Focha común (Fulica atra)
Cerceta común (Anas crecca)
Garceta común (Egretta garzetta) vadeando en la orilla.
Zampullín chico (Tachybaptus ruficollis)
Alcaudón real (Lanius meridionalis)
    Después de andurrear un rato por los hides del Clot de Galvany, nos dirigimos al Cabo de Santa Pola, visita obligada a pesar de la masificación de gente. Allí, sobre todo, vimos algunas plantas e invertebrados bajo piedras. Por allí se ve la curiosa caracola terrestre Leonia mammillaris, un endemismo bético-rifeño.
Oroval (Withania frutescens), endemismo íbero-magrebí propio de zonas de clima sin heladas.
Uno de los abundantes isópodos que detectamos, todavía sin identificar.
Arisarum vulgare o candilicos. Me encanta esta planta termófila.
Lapiedra martinezii, endemismo del sur y sureste de Iberia y N de Marruecos.
     En definitiva, fue un gran día con amigos haciendo lo que más nos gusta, disfrutando del ambiente mediterráneo de la costa del sureste español, y volvimos a La Mancha con ganas de repetir experiencia, pero más adelante, cuando llegue la primavera.

miércoles, 4 de enero de 2023

Empusas en la niebla

Esta mañana, he visto cuatro ninfas de empusas (Empusa pennata) en un seto de lavanda, aguantando como podían el frío, cubiertas del rocío que aportaba la densa niebla. Me ha llamado la atención la posición en la que estaban: con la cabeza hacia abajo, algo característico de las mantis, pero con el primer par de patas extendido hacia abajo, con la "pinza" cerrada, y abiertas en ángulo hacia afuera. En Albacete, he observado que las empusas pasan el frío invierno, resistiendo temperaturas gélidas, en estado de ninfa,  y alcanzan la madurez en la última muda hacia mediados o finales de mayo. Incluso a finales de julio se llegan a ver algunos ejemplares adultos. Hace más de 100 años, el entomólogo Jean-Henri Fabre ya se fijó en cómo las empusas adoptan una postura inmóvil en el interior de las genistas para resistir en invierno. En ellas se guarecen incluso de la nieve.Imagino que esta postura tendrá alguna explicación para resistir las bajas temperaturas, que no termino de entender.