La muerte es sólo un estruendo seguido
del silencio absoluto en el bosque. Llega el dolor y la desesperación
para el Príncipe del Bosque. Se desploma un ciervo y caen los
pilares de la tierra. Su cuerna, ya pelada, se aferra a la faz del
Venado. Como caen dos recios robles, así caen sus defensas, y
arrastra hojas, ramas y bayas de enebro, y el silencio llega a doler
tras el momento de angustia. Copas de pinos infinitos sobre el
fornido cuerpo del ciervo, que incluso ahora sigue siendo majestuoso,
contemplan la escena de la hermosura y la libertad destruidas en
pocos segundos.
El hombre, un superestúpido
superdepredador, en su contienda contra la Naturaleza Ibérica y
haciendo jocosa gala de su desagradable fama, destruye, tala, quema,
aplasta y ASESINA. El hijo de la gran p**a llega con el hedor de la
muerte injusta, arrastra al Príncipe y lo olvida en una callejuela
del pueblo, humillando la memoria del Gran Ciervo Salvaje. La berrea,
el canto del petirrojo que acababa de llegar de Centroeuropa, el
aroma de la foresta mediterránea cuando la lluvia la tapa y la
esperanza que le daba la promesa de la perpetuación de su linaje...
todo eso se ha borrado, se ha eliminado de la memoria de la montaña
para siempre. Alejado de los romeros, de los pinos, los majuelos y
las jaras, yace.
En mi corazón la garra fría del hijo
de la gran p**a se ceba, arañándolo y estrujándolo, y el cuerpo
del Gran Venado permanece inmóvil, mientras sus ciegos ojos observan
eternamente el cielo y se anegan con la lluvia. El cielo y el bosque
entero lloran la muerte del Príncipe del Bosque que nunca reinará.
Ya nada importa, porque sin pedir permiso ni perdón, el Hombre ha vuelto a acabar con otra vida sana del monte.
Quiero dejar claro con esta entrada que NO soy vegetariano y SÍ estoy a favor de comer carne. Estoy en contra de la muerte innecesaria e ilógica.
ResponderEliminarEstremecedora entrada, con esa foto de ese paladín del bosque- como lo llamaba Félix R. de la Fuente-tirado en la tierra, después de ser abatido por algún irracional, que se divierte aniquilando vidas de animales.
ResponderEliminarSaludos
Bonitas y tristes palabras. Todos hablamos de esto, pero pocos con tan bonitas frases.
ResponderEliminarEs una pena que sigamos teniendo que condenar estas cosas.
Un saludo!
Espero que del venado se consuma su carne, como debe ser pero, es triste y repugnante que antes de la necesidad de comer esté el capricho de matar por diversión. Nada más estúpido y absurdo en el comportamiento humano.
ResponderEliminarSaludos.
Me queda el consuelo del refrán... "Quien a hierro mata, a hierro muere". Ese homínido seguramente será un desgraciado chulo macarra que tiene que demostrar que es algo matando... a ese majestuoso ser que a otros nos maravilla su vista... (No olvidaré aquella madrugada por la Sierra de la Culebra zamorana... en la que dos venados cruzaron parsimoniosamente la carretera, yo paré, ellos me miraron y embobada esperé a que desaparecieran... Maravillosos instantes!)
ResponderEliminarPrefiero quedarme con ese recuerdo y no volver más a ver esa foto que me estremece... (Aunque la foto sea necesaria para constatar el hecho... Seguro que te habrá costado hacerla, publicarla y transmitirnos tu desazón...)
(Casi mejor que no hayas dado los datos del energúmeno...)
Te diría tantas cosas..., pero ya te las imaginas. Gracias Guillermo por tener el valor!
Un abrazo grande, largo...
¿ Matar por placer? ni lo entiendo ni lo entenderé nunca.
ResponderEliminarQue triste imagen. Esa garra fría también atenaza mi corazón.
ResponderEliminarUn saludo.