viernes, 26 de abril de 2024

Retorno a la Rambla del Agua

    El otro día, después de bastante tiempo sin salir al campo, decidí acercarme a la Rambla del Agua, en la Sierra de Chinchilla. Esta es una zona que me conozco bien, donde he explorado la biodiversidad a fondo e, igualmente, cada vez que voy, siempre acaba sorprendiéndome. Mis compañeros de ARBA, la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, también la conocen muy bien y muchas veces la hemos recorrido a pie observando flora y fauna, y favoreciéndolas.

   Me desperté bastante pronto el día 22, y no podía volverme a dormir, así que desayuné y me eché al campo. A las 8:30h de la mañana ya me encontraba observando los extensos atochares (formaciones vegetales de esparto, Machrocloa tenacissima) de la sierra de mi pueblo, que tantos momentos de disfrute me han dado en la naturaleza desde que empecé a campear por mi cuenta en la naturaleza.

Muchas personas desprecian los espartales, pero a mí me encantan por la gran biodiversidad que presentan. El de la imagen se encuentra muy expuesto a los elementos y aquí el esparto convive con otras plantas propias de esta zona de la península ibérica como Brachypodium retusum, Thymus vulgaris, Genista pumila subsp. pumila, Teucrium capitatum, T. gnaphalodes e incipientes carrascas (Quercus ilex subsp. rotundifolia). En algunos vallejos, hay campos de cultivo en los que se alimentan perdices y otras aves, así como conejos.

Espartos en plena floración. A cuántas miles de familias dio de comer hasta hace pocos años esta planta, gracias a la fibra que se puede extraer de ella y que sirvió para hacer todo tipo de trenzados, en cestería, cuerdas, etc.
    Continuando mi camino hacia la Rambla del Agua, pude observar cómo las abundantes lluvias de marzo y las temperaturas templadas que hemos tenido han provocado una explosión de flores. Al inicio de la Rambla, o por lo menos por donde yo suelo acceder, encontré prácticamente cada planta en flor, especialmente los tomillos, pero también los primeros carraspiques (Iberis pectinata) que abundan en un campo de cultivo colindante, y las coronillas de fraile (entre otros nombres), Globularia vulgaris. La temperatura era de unos 6 ºC según el termómetro del coche, pero se esperaban máximas de unos 21 ºC, y todo estaba cubierto de rocío.

Tramo alto de la Rambla del Agua. El camino central es por donde caminan los senderistas y los animales, y por donde discurre el agua cuando llueve mucho.

Globularia vulgaris

Iberis pectinata
    La Rambla del Agua tiene tramos con laderas más expuestas y vegetación rasa y compacta, o con paredes erosionadas que estrechan el sendero a modo de pasadizo, donde se refugian aves e insectos de la arena, pero en general está bordeada de pinar de pino carrasco (Pinus halepensis) de repoblación, con un sotobosque bastante pobre que a veces se vuelve o inexistente o muy denso, y cuando es así, la planta principal que encontramos es el romero. Aparte de oir el canto de los piquituertos (Loxia curvirostra), aves especializadas en pinos de semilla pequeña y de algunas otras aves, no vi mucho movimiento de fauna durante mi corta caminata.

Zegris eupheme, descansando y relajada por el frío. una mariposa cuyas orugas se alimentan de diversas especies de crucíferas.

La única especie de orquídea que observé fue la abundantísima Ophrys fusca.

En las zonas expuestas que bordean la rambla y que aparecen de vez en cuando al recorrerla incluyen vegetación rasa de aromáticas mediterráneas y plantas espinosas, como el tomillo común (Thymus vulgaris) y la aliaga (Genista pumila) que aparecen en flor en la imagen, sobre poco suelo muy pedregoso.

Aquí abunda la coronilla (Coronilla minima subsp. lotoides).

Todavía quedan en flor algunas genistas (Genista scorpius).

Uno de los tramos de la Rambla del Agua. En esta zona, hemos plantado con ARBA diferentes especies autóctonas que se han dado muy bien, como el espantalobos (Colutea hispanica).

Otro de los insectos que pude ver, el abejorro común (Bombus terrestris lusitanicus), afanado en buscar néctar en un tomillo.
    Aunque la caminata fue corta y rápida, me sirvió para desintoxicarme un poco y para observar cómo las recientes lluvias han favorecido la floración de tantas especies. Al cabo de una hora y pico, me volví a casa, no sin antes detenerme observando otras flores.
Jarilla (Helianthemum asperum) y tomillo (Thymus vulgaris).

Helianthemum asperum

Tomillar con espartos y aliaga en flor.

viernes, 22 de marzo de 2024

Homalocephala texensis

Una de mis grandes pasiones es la jardinería: remover tierra, plantar cosas, verlas crecer y florecer. Llevo varios años cultivando diferentes especies de plantas, muchas autóctonas del Mediterráneo, casi siempre con el fin de atraer fauna al patio de casa, especialmente aves e insectos. Algunas especies significan mucho para mí por su simbolismo, el saúco del patio por mi apellido, los narcisos porque me recuerdan a una de mis películas favoritas (Big Fish), el espino albar porque me recuerda a los setos ingleses, el laurel... En esta afición entra también una pequeña colección de cactus.

Llevo varias semanas ocupado en otros menesteres de índole laboral y familiar, por lo que, en la naturaleza, solo me he dedicado a mi patio, sin salir prácticamente nada al campo. En parte por eso llevo también un mes sin subir entradas al blog, y eso que todavía tengo que terminar las del viaje a Costa Rica. Tengo pensado subir otra entrada específica sobre otro viaje que hicimos a Cantabria y Asturias, y pude observar fauna y flora de alta montaña y de bosque eurosiberiano. Así, últimamente me he enfocado bastante en las plantas que mimo y cultivo desde hace años, así como en las nuevas que han llegado estos meses. 

Hoy quería compartir con la blogosfera la floración de una especie de cactácea que adquirí recientemente. Se trata de Echinocactus texensis, también conocida como Homalocephala texensis.

Echinocactus texensis = Homalocephala texensis

Echinocactus texensis = Homalocephala texensis

Este cactus es originario del noreste de México y sur de EEUU. Es propio de terrenos muy áridos y desérticos, donde crece casi semienterrado, lo cual provoca resulta peligroso para algunos animales. No en vano, su nombre en español es biznaga tonel mancacaballo (mancacaballo imagino que viene de dejar a los caballos mancos). Las espinas centrales de las areolas son largas y curvadas hacia abajo, recordando a las de algunos Ferocactus. 

Hace unos días, preparando su floración.

La familia de las cactáceas está muy diversificada en toda América y se cultiva a lo largo y ancho de todo el planeta, en invernaderos o al aire libre, y con razón, ya que en sitios secos, muchas especies no requieren cuidados y con la llegada del buen tiempo ofrecen flores llamativas y grandes, a veces muy aromáticas. Tristemente, en países como España, especialmente en las zonas más secas del sur y del sureste, así como en Canarias, algunos cactus se han asilvestrado y amenazan gravemente a las especies de flora autóctona. En mi caso, los cultivo en macetas de barro o plástico, con sustrato de cactus o un sustrato que preparo yo con bastante arena, que permite que el agua corra y no permanezcan con las raíces húmedas demasiado tiempo.

domingo, 25 de febrero de 2024

Alcalá del Júcar

 Ayer sábado 24 de febrero, María del Mar y yo fuimos a dar un paseo por Alcalá del Júcar, una bella localidad considerada el pueblo más bonito de la provincia de Albacete. Enclavado en el cañón del Júcar, Alcalá del Júcar tiene ese aire mediterráneo único, en el que se perciben los siglos de historia sobre los que se asienta. La ribera del Júcar albacetense es un entorno la mar de interesante, especialmente las zonas de cañones, donde se aprecian los estratos acumulados durante millones de años en los paredones calcáreos. 

Alcalá del Júcar, con su castillo coronando el cañón del río Júcar.

Más cerca. Este pueblo ha sabido conservar sus tradicionales fachadas de color blanco,
al contrario que en muchos otros pueblos de la provincia.

Iglesia de San Andrés, con su característica cúpula azul de influencia levantina.

Tras comer en el famoso restaurante "El mirador", bajamos a la conocida playa, mientras yo me fijaba en algunos pajarillos que se oían o se veían, como las chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax), un herrerillo común (Cyanistes caeruleus), mosquitero común (Phylloscopus collybita) y lavandera blanca (Motacilla alba). En las laderas del gran azud de obra que contiene el agua del río, los ánades reales (Anas platyrrhynchos) se dedicaban a alimentarse de algas y de algún invertebrado que pillaran con ahínco.
El agua discurría rauda y ruidosa y los ánades engullían.

Aquí se ven dos hembras y un macho. Luego, vimos un grupo de 5 ó 6 machos que vinieron volando.

Como ya se hacía de noche, no pude hacer buenas fotos de plantas o animales, pero hubo algo en la margen del río, junto al pueblo, que me llamó mucho la atención y sí conseguí fotografiar: unos laureles (Laurus nobilis) de gran tamaño.

Laurel (Laurus nobilis) con sus incipientes flores.

El laurel es un árbol autóctono de la región mediterránea, aunque también se ve en el norte de España y parte de Portugal. Entiendo que en la provincia de Albacete, por nuestro clima frío en invierno y seco en verano, no hay poblaciones naturales, pero me llamó la atención la naturalidad con la que parecían crecer a orillas del Júcar. Supongo que se trata de ejemplares asilvestrados, ya que se trata de una planta muy ligada a nuestra cultura mediterránea (igual que ocurre con el ciprés o el almendro), aunque sea propio de entornos más húmedos y con clima menos extremo. A pesar de todo, se cultiva mucho en huertos y jardines de toda nuestra zona. Me agradó ver estos ejemplares tan altos.

miércoles, 17 de enero de 2024

Viaje a Costa Rica VI: de ruta en el volcán Arenal

15 de abril

Al día siguiente, nos despertamos y fuimos a desayunar. Después, con las pilas ya cargadas, dimos una vuelta por los jardines del hotel antes de irnos a disfrutar de las aguas termales. En los jardines de este hotel, pudimos observar diferentes especies de plantas muy sorprendentes, de aspecto muy exótico.

Estas curiosas estructuras son las inflorescencias de las llamadas "maracas de Malasia", Zingiber spectabile, un tipo de jengibre.
En esta imagen, se aprecian las florecillas que salen entre las brácteas de la inflorescencia. En los pequeños huecos o senos que forman estas escamas, se acumulan agua y azúcares y apretarlos resulta muy placentero.
Alcantarea imperialis, una bromeliácea terrestre endémica de Brasil.
Helecho arborescente.
Las heliconias son fáciles de ver en la América tropical. Esta es Heliconia rostrata.
Las bromelias son plantas epífitas muy abundantes en Costa Rica en árboles de jardines y ciudades, pero también en la propia selva.
Las curiosas hojas trepadoras de Monstera tuberculata var. brevinoda.
Semillas de una palmera muy espinosa que aún no he podido identificar. ¿Astrocaryum?
Heliconia vellerigera, originaria de Perú y Ecuador.
Durante este paseo, vimos nuestro primer coati o pizote (Nasua narica), un mamífero de la familia del mapache que se ha habituado a la presencia de los humanos y convive con ellos, aunque no es conveniente acercarse, ya que pueden ser agresivos. También vimos una eufonia olivácea (Euphonia gouldi).

Después de disfrutar de las termas, descansamos de nuevo y luego fuimos a hacer una ruta guiada por las cercanías del volcán Arenal. Este volcán, cuya máxima altitud llega a los 1670 m. tuvo varias erupciones a finales del siglo XX y a principios del XXI. En seguida, empezamos a ver animales como varios zopilotes, un caracara, pécaris (Pecari tajacu) y muchas plantas diferentes. Pude ver muchos helechos que no reconocía, algunos de ellos de tipo arborescente.

Zopilote cabecirrojo (Cathartes aura)
Caracara norteño (Caracara cheriway)
Zopilote negro (Coragyps atratus)
Frondes de un helecho que crecía muy abundante sobre la roca volcánica.
Otra planta abundante que crecía entre helechos y bromelias, del género Miconia.
Líquenes creciendo sobre la roca volcánica.
Una bromelia de la especie Werauhia kupperiana creciendo entre los helechos.
Flor seca de la bromelia anterior.
La vegetación que crecía sobre la tierra volcánica se componía principalmente de helechos, miconias, bromeliáceas y arbolillos que no conozco. También se veía alguna orquídea del género Spathoglottis y tabacones (Cespedesia spathulata).
El volcán Arenal.
Vistas del lago Arenal desde la cima de la colina.
Helecho arborescente brotando entre la roca volcánica.
Dione juno
Paloma piquirroja o paloma morada común (Patagioenas flavirostris)
Urraca hermosa cariblanca (Calocitta formosa)

Acosadas por uno de esos pájaros amarillos tan abundantes en Costa Rica.

Urraca hermosa cariblanca (Calocitta formosa)

Plantas de café (Coffea arabica) en un pequeño cultivo.

Vistas del volcán Arenal desde una colina cercana.

Ya de vuelta al minibús, cuando iba a los servicios, encontré un ortóptero de aspecto curioso, como si fuera una corteza con patas. El guía nos señaló, también en esa zona final del recorrido circular, un búho (el único que vimos durante nuestro periplo), un autillo pacífico (Megascops cooperi).

Clepsydronotus cf. dentipes

Autillo pacífico (Megascops cooperi)

Autillo pacífico (Megascops cooperi)

Perezoso de tres dedos durmiente.

Con la observación de este último perezoso, nos dedicamos a otras labores más propias de turistas y dejamos atrás el volcán. Recuerdo que esa noche, comí muchísimo y muy bien, aunque también recuerdo estar un poco mareado, porque volvimos a ir a unas termas distintas y creo que me afectó el cambio de temperatura. Al día siguiente tocaba marcharse a una nueva zona, Monteverde.