El otro día por la mañana (13.10.2013), nos dirigimos unos amigos y yo al Cabo Spurn, en la desembocadura del Río Humber en el Mar del Norte.
Qué épico queda. |
El día anterior, Spurn Bird Observatory (@spurnbirdobs), como de costumbre, había estado transmitiendo las observaciones que estaban teniendo lugar en Spurn y la cosa prometía bichos como: picogordos, pardillos sizerines, alcaudones norteños, agateadores norteños, bisbitas de Richard. Y antes de eso, paíños de Leach, mosquiteros de Pallas, ampelis europeos y págalos raberos. Lo que se dice un paraíso para el ornitólogo amateur y avanzado.
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El día amaneció (por decirlo de alguna manera, porque allí parecían las 7 de la tarde de un invierno manchego) húmedo, frío y oscuro, con un viento y una lluvia paralela al suelo bastante molestos. Acercándonos a Spurn, Robert y James nos comentaron que alguien había visto un escribano pigmeo (Emberiza pusilla, Little Bunting) en un camino vecinal, así que nos encaminamos para allá. La lluvia y el viento hacía bastante difícil escuchar correctamente el canto de los pájaros que había por allí, aunque casi todos eran petirrojos, mirlos y zorzales alirrojos. No hubo éxito con el pigmeo, pero como siempre que se sale al campo en busca de rarezas en sitios como este, hay que estar preparado para no avistar nada o para avistarlo todo.
La mañana avanzaba lentamente, mientras nos acercábamos al Este, la marea en el estuario del Río Humber permanecía baja. En lo lejano, desde la costa, se veía una niebla fantasmagórica que traía historias de snekkes cargados de almas escandinavas que se habían perdido para siempre en las furiosas aguas del Mar del Norte. En los bajíos, algunas limícolas picoteaban el suelo, los tarros blancos se ocultaban solitarios en la bruma y grupos de etéreas gaviotas se apretujaban a unos kilómetros de nosotros. Hacia el interior, a nuestra izquierda mientras caminábamos, un bosquete de espinos albares atraía a grupos grandes de zorzales, pinzones y sílvidos que llegaban a toda velocidad a través de la calígine.
Estuvimos explorando el bosquecillo de majuelos, tras ver de repente un pardillo sizerín (Carduelis flammea, Mealy Redpoll) que comía semillas y hojas secas en un prado de hierbas altas. El pájaro se mostraba bastante confiado, aunque tal vez lo que tenía era hambre. Detrás de un arbusto cercano, había otro grupo mixto de pardilos sizerines de las dos especies que se han formado a partir de las subespecies flammea y cabaret: Carduelis cabaret y Carduelis flammea.
Carduelis flammea |
Volviendo hacia el interior del cabo, en dirección a la costa Este, nos encontramos en un sendero con un bonito ejemplar de C. cabaret que se mostró bastante confiado. De repente, el sol brilló de nuevo, y los grillos de matorral y las libélulas se pusieron a cantar y a volar de nuevo.
Carduelis cabaret |
Una de las especies de grillo que cantaban en ese momento eran los grillos de matorral de Roesel, cada vez más fáciles de ver en Inglaterra, si bien son nativos de prácticamente toda la Europa del Oeste.
Roesel's Bush Cricket (Metrioeptera roeselii) |
En un sendero lateral que llevaba a una casa con jardín y manzanos, me quedé mirando con los prismáticos un grupo de pinzones reales, vulgares y acentores, sin darme cuenta de que justo al lado había un pájaro al que le tengo ganas: el camachuelo común. James me indicó que había uno justo al lado, pero justo cuando miré, desapareció volando entre el follaje del manzano y nunca volvió. A la próxima será.
Volviendo a donde habíamos aparcado, un amable BB (British Birder) nos paró para enseñarnos lo que tenía enfocado con el telescopio. A lo lejos, en un espino albar, un pequeño depredador europeo se acurrucaba en una rama: un alcaudón norteño (Lanius excubitor, Great Grey Shrike).
Record shot! Great Grey Shrike (Lanius excubitor) |
Poco antes de llegar al aparcamiento, antes de que el camino se volviera a desviar hacia una iglesia decimonónica, nos encontramos con una resuelta libélula que posó durante un rato para nosotros, tal vez lo que quería era tomar un poco el sol. James incluso la cogió y permaneció en su mano unos segundos.
Migrant Hawker (Aeshna mixta) |
Las iglesias británicas que se construyeron en pueblos y ciudades pequeñas a finales del siglo XIX suelen tener un pequeño jardín o herbazal alrededor con tumbas y enterramientos de estilo romántico un poco siniestro, de los que desesperan a Espronceda. En aquella pequeña iglesia, encontramos un opilión cuyas patas reposaban paralelas a la pared. Yo sólo me sabía el nombre de una especie de opilión, Phalangium opilio, pero daba la casualidad de que este no lo era. Robert me dijo que lo que estábamos viendo era un animal foráneo proveniente del Sur del Mediterráneo que se había extendido por varios lugares de Europa.
Harvestman (Dicranopalpus ramosus) |
El opilión de patas estiradas se quedó en su esquina de la iglesia y nosotros volvimos hacia el coche, no sin antes echar un vistazo en una zona concurrida (¡la de BB que había!). Aparentemente, todos miraban un arbusto donde acababa de aparecer un mosquitero sombrío (Phylloscopus fuscatus, Dusky Warbler), al cual nunca jamás vimos, pero unas barnaclas carinegras (Branta bernicla, Brent Goose) pasaron nadando tranquilamente por la orilla, dejándose llevar por la marea, que ya había subido, 'showing well', es decir, "mostrándose bien".
British birders |
Antes de entrar al coche, un BB nos gritó: "JOOOOOOOOOOOFINCH!", que básicamente quiere decir Hawfinch, picogordo, pero se escapó rápidamente (yo creo que por el berrido que pegó el buen hombre). A pesar de todo, apareció un petirrojo que se nos acercó curioso, dejándose fotografiar fácilmente, y una bandada de lúganos (Spinus spinus, Siskin) que acudieron rápidamente a un saúco cercano a alimentarse. Y así nos despedimos de Spurn... hasta pronto.
European Robin (Erithacus rubecula) |
Un paraiso!! Precioso el sizerín y el grillo. Surrealista el opilion. Saludos
ResponderEliminarObservo, que en las Islas Británicas, también hay avecillas e insectos muy interesantes.
ResponderEliminarUn abrazo...