domingo, 13 de febrero de 2022

Expedición tardoinvernal al Calar de la Sima

Distancia recorrida: 13 km.
Altitud máxima alcanzada (aprox.): 1600 m s.n.m.

    El pasado día 2 de febrero, hicimos Miguel Domenech, Alonso Ródenas y yo una expedición a una zona de grandes altitudes mediterráneas de nuestra provincia: el Calar de la Sima. Íbamos con la intención de encontrar algunos insectos que resisten los fríos, ventiscas y nieves de las cumbres escarpadas, ocultos entre matorrales compactos, espinosos y muy almohadillados, como Pycnogaster sanchezgomezi o algún Eumigus.

    El Calar de la Sima se localiza al sur del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, en las sierras de Segura (que no del Segura, ya que esto es una delimitación geopolítica) albacetenses. La montaña más alta de este entorno es el pico Mentiras, con unos 1897 m sobre el nivel del mar. Las vistas una vez arriba, son espectaculares y aunque no es la primera vez que lo visito, ni la primera vez que aparece en este blog, la verdad es que lo disfruté de otra manera, más a gusto, más tranquilo. Dejamos el coche en una explanada, desde donde seguimos un sendero que subía atravesando unos pinares muy densos de pinos resineros (Pinus pinaster) y pinos laricios (Pinus nigra subsp. salzmannii). En el sotobosque, se veían algunos arbustos espinosos como el cojín de monja (Erinacea anthyllis), que posteriormente veríamos formando parte principal de algunas comunidades de alta montaña, por encima del límite del bosque. Los eléboros (Helleborus foetidus) ya comenzaban su floración. Me sorprendió no ver ninguna primavera (Primula vulgaris), pero imagino que la falta de lluvias se habrá llevado muchas por delante, o tal vez algún ungulado se las merendó hace tiempo. También se ve algún Daphne laureola, cuyo nombre vulgar desconozco, aunque en Internet pone que se llama "adelfilla", pero ya sabéis que no me gustan los nombres vulgares, pues muchas veces incitan a la confusión. Conforme vamos subiendo, poco a poco los pinares van dejando paso a zonas más despejadas, primero con pequeños sabinares de sabina mora (Juniperus phoenicea), donde predominan los prados pisoteados por el ganado, pero también otras zonas mejor conservadas, con muchos matorrales adaptados a grandes altitudes, y también arbolillos espinosos y pinos solitarios. Si recorremos algunos de estos senderos que discurren hacia las cumbres y prestamos atención, podremos observar una variación en las especies de plantas que componen el bosque de las sierras de esta zona. Por ejemplo, desde el coche podemos ver pinares de pino carrasco con lentiscos y esparto, luego pinares de resinero con encinas y algún quejigo, luego pinares de resinero y laricio, donde crecen enebros de la miera y más arriba, pinares de laricio, con algún resinero perdido, donde el enebro común sustituye al de la miera. Esto significa que conforme ascendemos, atravesamos diferentes pisos bioclimáticos: desde el piso mesomediterráneo al supramediterráneo, y después, el oromediterráneo. Aunque esto es tema para otra entrada.

    Conforme caminábamos, escuchábamos los reclamos y cantos de algunos pajarillos del bosque, como el herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus), el carbonero común (Parus major) y el piquituerto (Loxia curvirostra). También se veían algunos buitres leonados (Gyps fulvus), cómo no.

    Además, a media subida encontramos un espinazo de algo que parecía un choto de cabra montesa (Capra pyrenaica), que analizamos en busca de insectos necrófagos. Encontramos un escarabajo del género Thanatophilus ("amante de la muerte") que salió corriendo a esconderse en cuanto nos detectó.

    Posteriormente, seguimos avanzando hacia una cumbre contigua al pico Mentiras y ahí consumimos un tentempié debajo de un enorme pino resinero solitario. A nuestro alrededor se veían muchos pinos con bolsones de la procesionaria del pino, Thaumetopoea pityocampa, que cada vez afectan con mayor virulencia a algunos pinos... 

    Finalmente, tras una subida de unos 200 m hasta una cumbre cercana al pico Mentiras, decidimos darnos por vencidos, pues no encontrábamos las especies de Pycnogaster y de Eumigus que andábamos buscando y volvimos a bajar. Sin embargo, al volver a pasar bajo el pino donde habíamos comido, Alonso dio la voz de alarma: ahí estaba nuestro joven amigo, junto a nuestras mochilas.

Al pasar la llamada Peña de la Cabeza, a mano derecha,
crecen algunas sabinas moras (Juniperus phoenicea).

Las vistas de las cumbres y cortados son espectaculares. Cuajadas de pinares y algunos espinos albares (Crataegus laciniata, seguramente), nos recuerdan cómo debió ser parte de la península ibérica
hace miles de años, cuando el clima era algo más frío.

Una oruga de geométrido entre las agujas del cojín de monja (Erinacea anthyllis). Atención a este blandito ser, que es capaz de desarrollarse durante un periodo en el que se alcanzan día sí y noche también, temperaturas bajo cero.

Desde el sendero, continuábamos viendo y admirando el paisaje agreste.

Los árboles que predominan aquí son viejos pinos negrales o laricios (Pinus nigra subsp. salzmannii), entre matorrales muy espinosos de enebros y otras plantas.

Thanatophilus cf. ruficornis.

El azafrán blanco de montaña, Crocus nevadensis, florecía junto con algunos narcisos.

Vegetación típica de estas zonas montañosas.

En busca de la biodiversidad montana.

En las cumbres, los pinos abanderados nos observaban impasibles.
Los fuertes vientos de estas altitudes configuran el porte de estos árboles.

Desde las cercanías del pico Mentiras, se ven sierras jienenses.

Estos matorrales espinosos de aspecto almohadillado, adaptados a la nieve e insolación, conforman el hábitat de un ortóptero montano muy interesante, Pycnogaster sanchezgomezi constricta,
endemismo de estas sierras prebéticas.

Los bolsones de la procesionaria son muy visibles desde lejos, adornando las copas de los pinos. 

Daphne oleoides

La peña del Cambrón, límite entre Jaén y Albacete, entre Andalucía y Castilla.

En estos matorrales donde abunda Erinacea anthyllis crecen también muchos ejemplares
de Daphne oleoides.

El pico Mentiras, con sus casi 1900 m de altitud, con algo de nieve.
Es el segundo pico más alto de la provincia de Albacete.

Espino blanco entre cojines de monja. Al fondo, el hueco de Tus.

El único ejemplar de Pycnogaster sanchezgomezi constricta que vimos.

Al fondo, la peña del Cambrón.

Piquituerto (Loxia curvirostra), un pajarillo de la familia de los fringílidos, como el verderón, el jilguero, el canario o el pinzón, muy ligado a los pinares, especialmente donde crecen pinos
de semilla pequeña.

El hueco de Tus.

Helleborus foetidus en floración.

Atardece.

Daphne laureola preparándose para florecer.

2 comentarios:

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