Con el calor, el saúco de mi patio comienza a hojear. Pequeños brotes que cada día están más creciditos intentan llegar al cielo. Cuando a un saúco se le caen las hojas, deja unas pequeñas muescas que cicatrizan y, justo en su parte superior, desarrollan unas yemas (ya visibles cuando la planta está en todo su esplendor) de color blanquecino que crecen a toda velocidad cuando sube la temperatura. Esas yemas, donde se distinguen embriones de hojas son el lugar preferido de uno de los estrategas de la r mejor conocidos: el pulgón. Cuando un pulgón llega a una planta, si le da por ahí, puede empezar a reproducirse como un loco. Si le da por la partenogénesis, más vale que haya mariquitas cerca. La estrategia de la r consiste en eso precisamente: reproducirse a toda costa. Alguna vez, he llegado a ver brotes de saúcos tan repletos de pulgones que ni se distinguía la verdosa corteza.
A mi saúco también le pasó eso. Pero me resisto a utilizar insecticidas. Imaginaos que viene algún insecto interesante y que, por haber fumigado, muera. No sería plato de buen gusto, la verdad. Y como a mi casa pueden entrar todos los animales que quieran (y que quepan), no serían menos las mariquitas. Antes que nada, he de decir que ni llamé al Servicio de Guerrilla Mariquita Contra los Pulgones (SGMCP) y tampoco al Servicio de Diálogo con Estrategas de la R (SDER). Las mariquitas (o santanicas, como las llamo desde que tengo uso de razón... ¿Alguien más las llama así? Si es así, me gustaría saberlo) aparecieron en mi patio por su cuenta. Aparte de las típicas Coccinella septempunctata, llegaron también otros pequeños coccinélidos cuyo nombre desconozco, y se pusieron manos a la obra a devorar áfidos.
Esta tarde, he hecho una visita al saúco, cuyo nombre (de mutuo acuerdo) es Elderberry. Al ver lo crecidos que estaban los brotes, he querido investigar. ¡Ni con nieve desaparecen esos malditos pulgones! Pasaron el invierno en la parte baja del arbusto y ahora que subieron las temperaturas, aprovecharon para "repoblar" la delgada rama del Elderberry. Paseando por el patio, sin embargo, he encontrado a esa preciosa amiga, que ha volado misteriosamente a la punta del saúco y ha entrado a matar. Aquí está la prueba de su matanza (en la foto, el bicho aún ni había descubierto a los estrategas de la r, pero luego se los ha zampao):
A mi saúco también le pasó eso. Pero me resisto a utilizar insecticidas. Imaginaos que viene algún insecto interesante y que, por haber fumigado, muera. No sería plato de buen gusto, la verdad. Y como a mi casa pueden entrar todos los animales que quieran (y que quepan), no serían menos las mariquitas. Antes que nada, he de decir que ni llamé al Servicio de Guerrilla Mariquita Contra los Pulgones (SGMCP) y tampoco al Servicio de Diálogo con Estrategas de la R (SDER). Las mariquitas (o santanicas, como las llamo desde que tengo uso de razón... ¿Alguien más las llama así? Si es así, me gustaría saberlo) aparecieron en mi patio por su cuenta. Aparte de las típicas Coccinella septempunctata, llegaron también otros pequeños coccinélidos cuyo nombre desconozco, y se pusieron manos a la obra a devorar áfidos.
Esta tarde, he hecho una visita al saúco, cuyo nombre (de mutuo acuerdo) es Elderberry. Al ver lo crecidos que estaban los brotes, he querido investigar. ¡Ni con nieve desaparecen esos malditos pulgones! Pasaron el invierno en la parte baja del arbusto y ahora que subieron las temperaturas, aprovecharon para "repoblar" la delgada rama del Elderberry. Paseando por el patio, sin embargo, he encontrado a esa preciosa amiga, que ha volado misteriosamente a la punta del saúco y ha entrado a matar. Aquí está la prueba de su matanza (en la foto, el bicho aún ni había descubierto a los estrategas de la r, pero luego se los ha zampao):