Me encanta visitar la zona, para mí, más impresionante de Yorkshire: su costa. Ayer (24/05/2015) estuve paseando junto a los acantilados de blanca caliza de más de 100 m de altura que separan Yorkshire del gran Mar del Norte, cerca del cabo Flamborough, en concreto, en la Bahía de Thornwick. En primavera, grandes colonias de miles y miles de aves marinas acuden masivamente a anidar a los riscos de esta zona que se extiende varios kilómetros.
Fulmar boreal (Fulmarus glacialis) [Northern Fulmar] en su nido.
Algunas de las aves marinas de costumbres más épicas en el Norte de Europa anidan aquí. El fulmar boreal (Fulmarus glacialis) era una de esas aves que siempre quise ver y que tuve la oportunidad de bimbar muy cerca de esta pequeña bahía el año pasado. Aquí también pude observar varios ejemplares, anidando junto a otras aves en los salientes del acantilado.
Gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) [Kittiwake]
El griterío de las gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) junto con el de los araos (Uria aalge) y las alcas (Alca torda) sonaba como una celebración de la vida sobre el rugido del mar. A los pies de los acantilados, grandes cuevas hacían retumbar los golpes del oleaje, que arremetía salvajemente contra la tierra.
Cuevas y acantilados en la Bahía de Thornwick, entre Bempton y Flamborough.
Una tranquila corneja negra (Corvus corone) [Carrion Crow] en un risco. La corneja es uno de los dos córvidos que se pueden ver por esta zona, junto a la grajilla (Corvus monedula) [Jackdaw].
Grupos esporádicos de alcatraces atlánticos (Morus bassanus), mucho más grandes que las otras aves que anidan por ahí, volaban con parsimonia hacia Bempton, donde hay una de las mayores colonias de esta especie en Inglaterra.
Alcatraces atlánticos (Morus bassanus) [Gannet] volando hacia Bempton.
Una escena sorprendente: un fulmar acude a su huevo, bajo la atenta mirada de un frailecillo atlántico (Fratercula arctica). Abajo, dos araos comunes. El frailecillo no es difícil de observar por la zona, aunque no es abundante.
Sobre el acantilado, los herbazales y prados también atraían vida interesante. La humedad y la cercana puesta de sol hacía salir a los moluscos de sus guaridas. Incluso a unos centímetros del borde del precipicio, un grupo de jacintos hispánicos (Hyacinthoides hispanica) florecía con pasión.
Jacintos de bosque (Hyacinthoides hispanica), una especie alóctona y bastante invasora en Gran Bretaña. Se distingue del autóctono (H. non-scripta) por la forma de las espigas florales, que son colgantes en el segundo y las flores se abren curvando más sus pétalos.
Pude observar y escuchar otras aves típicas de prados como el bisbita pratense (Anthus pratensis) y la alondra común (Alauda arvensis), realizando sus típicos cernidos (manteniéndose quieta en el aire aleteando las alas) mientras emitía su precioso y diverso canto. Canto que, por cierto, pude grabar en el momento con el móvil:
http://www.xeno-canto.org/246026/embed?simple=1
Fulmar boreal (Fulmarus glacialis) [Northern Fulmar] en su nido.
Algunas de las aves marinas de costumbres más épicas en el Norte de Europa anidan aquí. El fulmar boreal (Fulmarus glacialis) era una de esas aves que siempre quise ver y que tuve la oportunidad de bimbar muy cerca de esta pequeña bahía el año pasado. Aquí también pude observar varios ejemplares, anidando junto a otras aves en los salientes del acantilado.
Gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) [Kittiwake]
El griterío de las gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) junto con el de los araos (Uria aalge) y las alcas (Alca torda) sonaba como una celebración de la vida sobre el rugido del mar. A los pies de los acantilados, grandes cuevas hacían retumbar los golpes del oleaje, que arremetía salvajemente contra la tierra.
Cuevas y acantilados en la Bahía de Thornwick, entre Bempton y Flamborough.
Una tranquila corneja negra (Corvus corone) [Carrion Crow] en un risco. La corneja es uno de los dos córvidos que se pueden ver por esta zona, junto a la grajilla (Corvus monedula) [Jackdaw].
Grupos esporádicos de alcatraces atlánticos (Morus bassanus), mucho más grandes que las otras aves que anidan por ahí, volaban con parsimonia hacia Bempton, donde hay una de las mayores colonias de esta especie en Inglaterra.
Alcatraces atlánticos (Morus bassanus) [Gannet] volando hacia Bempton.
Una escena sorprendente: un fulmar acude a su huevo, bajo la atenta mirada de un frailecillo atlántico (Fratercula arctica). Abajo, dos araos comunes. El frailecillo no es difícil de observar por la zona, aunque no es abundante.
Sobre el acantilado, los herbazales y prados también atraían vida interesante. La humedad y la cercana puesta de sol hacía salir a los moluscos de sus guaridas. Incluso a unos centímetros del borde del precipicio, un grupo de jacintos hispánicos (Hyacinthoides hispanica) florecía con pasión.
Jacintos de bosque (Hyacinthoides hispanica), una especie alóctona y bastante invasora en Gran Bretaña. Se distingue del autóctono (H. non-scripta) por la forma de las espigas florales, que son colgantes en el segundo y las flores se abren curvando más sus pétalos.
Pude observar y escuchar otras aves típicas de prados como el bisbita pratense (Anthus pratensis) y la alondra común (Alauda arvensis), realizando sus típicos cernidos (manteniéndose quieta en el aire aleteando las alas) mientras emitía su precioso y diverso canto. Canto que, por cierto, pude grabar en el momento con el móvil:
http://www.xeno-canto.org/246026/embed?simple=1
¡Qué increíble experiencia!
ResponderEliminarLa verdad es que sí... el griterío de las aves marinas, el penetrante olor a guano, el rugido de las olas, todo eso es algo que no se olvida.
ResponderEliminarTiene que ser una maravilla poder gozar "en vivo y en directo" de semejante "espectáculo" en esas costas que en mi imaginario son "costas novelescas o de película". Además a la entrada, no le falta de nada. Esos enlaces que acompañan a las imágenes y los textos descriptivos hacen que lo que nos cuentas se potencie, ya que en ellos podemos escuchar el sonido de las aves, verlas grabadas en vídeo... y, en definitiva, obtener información detallada.
ResponderEliminarGracias, Ana. La verdad es que siempre que voy a la costa, me sabe a poco. ¡Ojalá fuera yo el que conduce! Algún día pasaré el día entero mirando el mar a ver qué animales pasan.
ResponderEliminarHe intentado adjuntar el último sonido en la entrada de forma que se pueda dar a play sin necesidad de que el buscador te redireccione a la página web de xeno-canto, pero no me sale, creo que WordPress no deja hacerlo así.
Un saludo, gracias por tus comentarios.