Esta mañana estaba en Hull, en la ciudad. Quería llegar a unos serbales de cazadores (Sorbus aucuparia) que hay cerca de un gran centro comercial, el St Stephen's, en el jardín de entrada al Hull College Art & Design. Para llegar ahí, el autobús nos ha dejado en la estación, hemos entrado al centro comercial, lo hemos atravesado y hemos salido por la puerta trasera, a una explanada amplia, con setos de boj y árboles desnudos. Entonces, algo ha ocurrido. Había gaviotas revoloteando por ahí. En los árboles sin hojas, algunos mirlos y estorninos se agrupaban. He oído un reclamo y sin estar seguro, he tenido una corazonada. El corazón me ha dado un vuelco. En un árbol había más pájaros que en otro, y uno de ellos no era como los demás, era algo más clarito, como si tuviera un aura distinta a los mirlos y estorninos. En un momento dado, ha girado su tringular cabeza, mostrando, a contraluz, el enorme penacho plumoso del píleo. Puedo jurar que el corazón se me ha acelerado y algo temblaba de la emoción dentro de mí. He intentado acercarme sin meterme en los setos y sin perderlo de vista, con el móvil en la mano, para intentar fotografiarlo y lo he conseguido, pero solo se aprecia un punto con forma de ampelis. El animal ha salido volando, a unos metros de mí y he tenido la oportunidad de ver sus alas, que como banderas de plumas anunciaban su presencia: bandas blancas, oscuras y amarillas que se me han quedado grabadas en la retina. Había bastante gente por la calle y nadie más se ha dado cuenta. El ampelis ha cruzado la carretera al vuelo, posándose en uno de los serbales a los que yo quería llegar, y he salido corriendo hacia él, encontrándome con un semáforo en rojo... Era demasiado bonito para ser cierto, así que a los pocos segundos, ha levantado el vuelo y se ha posado en un tejado a unos 15 m de altura, y ya ha desaparecido. Con decir que me temblaban hasta las piernas, os podéis hacer una idea de lo emocionante que ha sido para mí contemplar, por primera vez, un ampelis europeo (Bombycilla garrulus) sin esperármelo y sin ir psicológicamente preparado para ello. Por fin. Ha sido genial.
La foto no es mía, pero es para ilustrar la entrada, es de Randen Pederson (Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic license). |
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