Intenté llegar rápido a la Era del Ataúd sin detenerme mucho más, pero vi un herbazal interesante para insectos así que bajé una ladera poco antes de llegar y me pegué un trastazo contra el suelo, menos mal que nadie me vio, porque fue ridículo (*risas*). En ese herbazal encontré una lagartija colilarga oriental (Psammodromus jeanneae) que al principio se asustó y corrió a esconderse en las hierbas, pero finalmente dejó que la observase con atención. Me miraba y entornaba los ojillos.
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Agallas de Plagiotrochus quercusilicis sobre encina. Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
En el suelo del espartal, las hormigas recolectoras
Messor barbarus iban de aquí para allá, poniendo las entradas de sus nidos a punto. Otras especies de hormiga también andaban por allí como
Aphaenogaster sp. Una pequeña
Temnothorax sp. andurreaba en torno a los estambres de una flor de gamoncillo
(Asphodelus ayardii). Me fijé en las primeras flores de un cardo del género
Carduus que siempre he identificado como
Carduus platypus subsp.
granatensis, aunque ahora ya dudo porque también podría ser
Carduus nigrescens. Todavía no había muchas flores, solo vi dos y sobre una de ellas, un asustadizo curculiónido (gorgojo) del género
Lixus que giraba en torno a la flor para esconderse conforme yo daba vueltas para fotografiarlo bien.
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Lixus sp. Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Los botones de oro
(Ranunculus gramineus) sobresalían entre los espartos, nunca había encontrado tantos en floración a la vez.
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Botón de oro (Ranunculus gramineus). Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Anduve unos minutos más entre los espartos y las aulagas chicas, encontrándome con lagartijas cenicientas y empusas. Hace poco cambiaron la taxonomía de la lagartija cenicienta, pero la foto no me permite identificarla, así que la dejo como
Psammadromus cf hispanicus.
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Lagartija cenicienta. Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
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Muchos aquí verán un secarral. ¡Yo veo tantísimas cosas, tanta riqueza natural!
Podría vivir en este lugar y descubrir cada día algo nuevo.
Confieso que me apena que la gente desprecie los páramos. Muchas veces atesoran más especies que un pinar. |
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Mantis palo (Empusa pennata). Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
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Abeja melífera (Apis mellifera) sobre gamonita (Asphodelus ayardii). Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
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Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Del espartal pasé directamente a un herbazal que hay poco antes de llegar a las barbacoas y allí me entretuve con flores anuales: salvia gallocresta o verbenaca, pamplinas, amapolas, lechetreznas... hasta vi varias matas de marrubio español
(Marrubium supinum), con sus bolas de flores rosadas. Y me di prisa en atravesar los caminos hasta el Cuco.
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Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Finalmente llegué casi al Bosque de las Palabras, lo mío me costó. Cada vez estaba más cerca de las bufalagas o sanamundas
(Thymealea tartonraira). Me pareció emocionante empezar a encontrar plantitas interesantes que no se ven en otras zonas de la Sierra, como los pinillos de oro
(Hypericum ericoides) o la primera sorpresa botánica de la tarde: la coronilla
(Coronilla minima subsp.
lotoides).
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Coronilla minima. Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
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Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
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Un pequeño crisomélido, Cryptocephalus sp. que encontré en las flores de coronilla. Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Finalmente, vi las famosas
Thymealea tartonraira subsp.
valentina. No es una planta llamativa, pero tiene su interés ya que es un endemismo setabense (único del E de la Península, setabense: relativo a la zona de Játiva, Valencia, etc.), raro en general en la provincia de Albacete, aunque aparece en algunos puntos, como aquí.
Permanecí poco tiempo prestando atención a las sanamundas, la verdad es que no son una planta resultona físicamente, pero era algo que "tenía" que ver. El paisaje desde esa
cingla de la sierra, si bien bastante "normal", me atrajo bastante, me pareció bonito.
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Sanamunda (Thymelaea tartonraira subsp. valentina). Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
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Gamones al borde de la Sierra de Chinchilla. La montañita del fondo es el Villar de Chinchilla,
los confines orientales de La Mancha casi.
A la izquierda de la montaña, hay otra que parece más pequeña, es el Mugrón de Almansa. |
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Flor de ruda (Ruta angustifolia). Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Y estando allí, encontré una
Zygaena lavandulae, un insecto precioso que tampoco tenía registrado en este lugar. Inconfundible con su "collar" blanco, se dejó observar y fotografiar con tranquilidad. Bienvenida sea:
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Zygaena lavandulae. Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Poco a poco, el sol descendía y cada vez había menos luz en esa ladera orientada al sureste. Pero antes, una última sorpresa para mí: desde donde estaba, vislumbré unas espigas amarillas que resultaron ser algunas matas de albaida
(Anthyllis cytisoides), una planta que no se ve por La Meseta mucho. De hecho, es una planta bastante termófila, pero se ve que ahí encuentra un buen sitio donde crecer. Estuve un rato mirándolas, no me lo esperaba para nada. Ni sabía que había albaidas en Chinchilla, pero como he dicho con la
Zygaena, bienvenidas sean. Ahora explico por qué me llamó tanto la atención verlas ahí: como he dicho, la albaida es una planta muy termófila que prefiere zonas muy soleadas y secas, con pocas heladas. Muchas veces, por esta época, cuando uno viaja en tren desde Alicante o Murcia o Valencia hacia Albacete y se fija en cómo cambia la vegetación hacia una zona con inviernos más fríos, estas plantas resultan bastante llamativas en el campo. No son muy altas ni su amarillo tan resultón como el de las genistas, pero igualmente atraen la mirada de los viajantes (o a lo mejor solo la mía...). Estuve un rato flipando con las albaidas y luego me senté.
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Albaida (Anthyllis cytisoides). Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Me quedé un rato sentado en el escalón de la Sierra. La temperatura descendía poco a poco conforme llegaba la noche y todo se tornaba dorado con los últimos haces solares. Olía bien. Zumbaba una abeja cerca, una preciosa
Rhodanthidium sticticum, gran amante de las flores de jara. Olía a romeros húmedos. Cerca de mí vi uno de sus principales habitantes, el escarabajo del romero
(Chrysolina americana). Un pequeño saltamontes saltó cerca, una ninfa de
Calliptamus. En la pared amarillenta sobre la que me reclinaba había grietas de las que salían zapatitos de la virgen
(Sarcocapnos enneaphylla), esta planta me recuerda a la
athelas de la Tierra Media, no sé por qué.
Decidí volver a casa. Todo era de color dorado y las espigas de los gamones saludaban al pasar por delante. Los pinos también. Todo saludaba, se despedían de mí. Cerca del Cuco, las aves cantaban:
al-fan-huííííí, al-fan-huíííííí decían los alcaravanes, con sus ojos amarillos para ver mejor en el crepúsculo. La cogujada se posaba en los majanos y cantaba, y luego se iba y no volvía. El viento acariciaba las plantas. Qué buen sitio para descansar, pensé, y me fui.
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Carduus sp. al atardecer. Sierra de Chinchilla, 7.5.2017. |
Una delicia. Es casi estar allí.
ResponderEliminarSeis horas dan para mucho
ResponderEliminarQue buena la cita de la albaida. En Hoya Gonzalo tengo localizadas dos matas y flipé cuando las ví. Hace poco encontré en Bonete una buena población que me dejó fuera de sitio.
ResponderEliminarSaludos
Chobal
¿¡La Era del Ataud!? ¿¡Trastazo!? Parece que lo que empezaba un tanto torcido, fue cobrando tono, a medida que avanzabas, y el resultado, como ya nos vienes acostumbrando, ganó muchos enteros dando para una nueva entrada que, como de costumbre, da gusto seguir.
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