lunes, 21 de diciembre de 2020

Malva arbórea en Chinchilla

 En mis andanzas por las tierras chinchillanas, he encontrado varias malváceas, pero la más llamativa por su mayor porte y por ser una de las especies de este grupo menos comunes en el entorno, es sin duda la malva arbórea (Lavatera arborea o Malva arborea). Las otras especies de esta familia que he localizado en la zona son: la malva común (Malva sylvestris), que crece en muchos terrenos baldíos y bordes de caminos; otra parecida a la que también se le suele llamar malva, pero de otro género, Lavatera cretica, que crece en Chinchilla en casi todo el territorio, sobre todo en las laderas del castillo; y la última especie, menos común en la localidad, es Althaea hirsuta. Esta la he encontrado en algunas ramblas de la Sierra de Chinchilla. Por supuesto, también vemos en jardines y algún borde de camino la malvarrosa (Alcea rosea), originaria del Mediterráneo oriental.

    La malva arbórea es una planta bianual o con tendencia perennizante que llega a medir entre 2 y 3 m de altura. La base del tallo es leñosa, aunque he visto muchos ejemplares con casi todo el tallo lignificado. Las hojas son orbiculares y pilosas, con un tacto parecido a las de los geranios Pelargonium que se cultivan en los balcones. Las flores tienen 5 pétalos rosados (color malva). En general, en la zona florece de marzo a julio.

Lavatera arborea, Chinchilla. Floración del 20.4.2019.

    Es autóctona de Europa occidental y el Mediterráneo, donde crece sobre todo cerca del mar y en sitios de suelos alterados, nitrificados y muy nutridos. Lo interesante de la malva arbórea es que antiguamente se cultivaba en jardines, por lo que se introdujo deliberadamente en muchos sitios, por sus bellas flores y por su uso medicinal, además de haberse utilizado también como alimento para el ganado.

Lavatera arborea en Chinchilla.
  En La Felipa, por ejemplo, se observa en campos baldíos y junto a caminos. En Chinchilla, sin embargo, solamente la he encontrado en un sitio: en un solar en ruinas junto a la iglesia, o sea, casi en el centro del pueblo. Ahí crece junto a ailantos, ortigas e higueras. Esto nos lleva a pensar que, posiblemente, las malvas arbóreas que crecen en este lugar procedan de algún antiguo jardín o que se sembrara intencionadamente en un corral hace muchos años, ya sea para adornar o por alimento para gallinas u otros animales.

  En la vecina provincia de Murcia, se le llama "malva de arbolico" y se ha cultivado mucho, especialmente en las comarcas del interior. Podría ser que esta especie hubiera llegado a nuestra zona desde el litoral levantino o murciano por acción humana.

  Su cultivo es muy fácil. El invierno pasado, conseguí un pequeño brote para cultivar en maceta, y en menos de un año, ya mide más de 1 m de alto. Los tallos se quiebran fácilmente y se tumban, pero la planta rebrota y se acaba irguiendo nuevamente. Además, las semillas están protegidas por una cubierta protectora que las resguarda de la sal, lo que les permite ser transportadas por corrientes marinas en zonas costeras y colonizar así nuevas tierras. Su germinación no es difícil. Sus flores, por otra parte, son muy apreciadas por los insectos polinizadores.
 
   Sería interesante mantener esta especie en la zona, ya que resulta francamente escasa, y además forma parte de nuestro acervo etnobotánico olvidado en Chinchilla de Montearagón.

Brote apical de Lavatera arborea, La Felipa. Invierno, 2019.


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