Esta mañana, he visto cuatro ninfas de empusas (Empusa pennata) en un seto de lavanda, aguantando como podían el frío, cubiertas del rocío que aportaba la densa niebla. Me ha llamado la atención la posición en la que estaban: con la cabeza hacia abajo, algo característico de las mantis, pero con el primer par de patas extendido hacia abajo, con la "pinza" cerrada, y abiertas en ángulo hacia afuera. En Albacete, he observado que las empusas pasan el frío invierno, resistiendo temperaturas gélidas, en estado de ninfa, y alcanzan la madurez en la última muda hacia mediados o finales de mayo. Incluso a finales de julio se llegan a ver algunos ejemplares adultos. Hace más de 100 años, el entomólogo Jean-Henri Fabre ya se fijó en cómo las empusas adoptan una postura inmóvil en el interior de las genistas para resistir en invierno. En ellas se guarecen incluso de la nieve.Imagino que esta postura tendrá alguna explicación para resistir las bajas temperaturas, que no termino de entender.
Da la sensación de que tanto el abdomen como las garras están en una posición más extendida de la habitual para captar el máximo de luz solar, y por tanto, de su calor. Sería curioso también estudiar si su orientación tiene algo que ver también.
ResponderEliminarSo many wonders for the dedicated naturalist. Congratulations!
ResponderEliminarLo que se disfruta cuando se localiza la primera empusa... Es como si fueran de otro planeta...
ResponderEliminarSaludos cordiales.