Después de la aventura en San Andrés de Teixido, decidimos que al día siguiente, que era el sexto (30 de julio), no nos moveríamos muy lejos de casa, dentro siempre de la provincia de Pontevedra. No cogimos mucho el coche, pero sí anduvimos y nos metimos por rincones bastante poco transitados, a juzgar por la cantidad de fentos, zarzas y arbustos diversos que crecían por los senderos. Por mi parte, tenía muchas ganas de volver al "hábitat" de Alfonso en A Franqueira o "La Francesa", como erróneamente lo llamé el primer día. Me parecía uno de los lugares más interesantes que mis pies habían pisado en tierras célticas y teníamos la suerte de que nos quedaba cerca. Nos metimos por un camino distinto al de las otras veces, que Alfonso conocía. Bajando la carretera, veíamos que el cielo se nublaba algo, aunque luego se despejó. Un tojo cercano atrajo nuestra atención, en él había un colorido escarabajo longicorne, la Oberea oculata, cuyas larvas se alimentan de tejidos de sauces.
|
Oberea oculata (fam. Cerambycidae). |
Siguiendo el camino, nos encontramos con unos amables aldeanos, que nos saludaron con unos amables "¡Bos días!". Estuvimos un rato hablando con ellos y nos recomendaron un camino que daba la vuelta al valle, junto al río, lo cruzaba y luego seguía hasta unos viejos molinos, y después llevaba a la aldea de O Formigueiro. Así hicimos. Nos despedimos de ellos y seguimos caminando. Al final, llegamos al puentecillo del riachuelo donde vimos los
Carabus galicianus, pero por otro camino.
|
Joven helecho real (Osmunda regalis), bastate común en Galicia. |
|
¡A la rica mora! |
|
Líquenes de varias especies. |
|
Me quedaría aquí a vivir. |
|
El bosque estaba tranquilo, interrumpido el silencio, en ocasiones, por el reclamo de algún herrerillo. |
|
El lonchite (Blechnum spicant) es un helecho fácil de ver en terrenos ácidos de bosques húmedos. |
Y en el puentecillo, entre los abedules y sauces, no había mucho que ver. Volvimos a buscar anfibios y encontramos lo mismo que las otras veces. Había algunas setas y muchas babosas negras gigantescas del género Arion. Volví a encontrarme alguna garrapata caminando tranquilamente sobre mis brazos. Nos entretuvimos bastante rato fotografiando setas y haciendo pruebas con la cámara, mientras se aproximaba la hora de comer. Mientras Alfonso tardaba y tardaba, practicando con su pepino de cámara, yo decidí hacer fotos de paisajes. Y esta que veis abajo fue la que mejor me quedó y la que creo que mejor refleja el ambiente de este mágico rincón gallego.
|
A Franqueira. |
A Alfonso se le ocurrió que quizás podríamos comer en La Cañiza, o A Cañiza, conocido enclave donde se producen jamones serranos de primera calidad. Volvimos a paso rápido al coche, pero nos desviamos por la aldea de O Formigueiro.
|
Pequeña setita creciendo sobre un tronco muerto en A Franqueira. |
|
Camino de vuelta a O Formigueiro. |
|
Bombus pascuorum |
Tras un sendero bastante difícil de transitar, invadido por zarzas, helechos y hiedra, llegamos a O Formigueiro, donde un ejército de perros nos ladró durante nuestro recorrido por esta pequeña aldea hermana de A Franqueira. Nos encontramos con las gentes que habíamos visto antes, y les preguntamos si habían visto alguna salamandra. Nos indicaron que cerca había una gran balsa con agua donde podían verse. Nos pareció raro, pues las salamandras no son muy dadas a meterse dentro del agua, así que pensamos que seguramente las confundían con algún tritón. Y efectivamente. Tras cruzarnos con una vaca que se había perdido por en medio del bosque y que emitía un bramido que nos atravesaba las "corás", llegamos a la balsa, donde decenas de tritoncillos nadaban. Eran tritones ibéricos (Lissotriton boscai). Nueva especie para mí.
|
Lissotriton boscai |
|
Lissotriton boscai |
|
Larva de odonato. |
Tras zamparnos sendos bocadillos descomunales de jamón serrano con queso en La Cañiza, nos acercamos a un pueblecito donde comenzaba la ruta del río Xabriña. Nos pareció un lugar encantador, con callejuelas limpias con macetas de hortensias y azaleas, helechos en los rincones y florecillas amarillas por doquier. Las golondrinas comunes iban y venían por las callejuelas soleadas, entonando sus cánticos veraniegos.
|
Si has ido a Galicia y no has fotografiado un hórreo, no has ido a Galicia. |
|
Sobre el sendero caían las ramas de muchos árboles distintos cultivados en las huertas de la zona. Había árboles curiosos como robles americanos, abetos de Douglas, laureles, avellanos... |
|
Lobito agreste (Pyronia tithonus). |
El camino nos llevó hasta unos molinos de agua, os muiños do Outeiro, abandonados pero rehabilitados para ser visitados, aunque ruinosos. Entre muretes de piedras acumuladas unas encima de otras, laureles, robledales y pinares, íbamos sorprendiéndonos con hallazgos la mar de interesantes. La luz se filtraba entre los árboles del arroyo, reflejándose en el agua que corría bajo las enormes frondes de Osmunda regalis.
|
Colmenas. |
|
Oruga de Cilix sp. sobre endrino. En este mismo endrino encontramos
también una oruga de Iphiclides feisthamelii. |
Un reportaje precioso. Saludos.
ResponderEliminarGracias Teresa. Un saludo para ti también.
EliminarLejos de temer que te pierdas por esos lugares que visitas, entradas como esta van convenciéndome de lo contrario: bien perdido y bien hallado ;-)
ResponderEliminarFantástica entrada, Guillermo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, ayer encontre un ejemplar adulto de Oberea oculata en la isla de Ons y gracias a tu blog lo he identificado. Buen reportaje. Un saludo. Yago
ResponderEliminar