jueves, 15 de agosto de 2019

En busca de arácnidos nocturnos

Lycosa hispanica devorando un Oedipoda.
    Anoche (14.08.2019), salimos Rufino, Marisa, Teresa, Juanjo y yo a buscar arácnidos a la Sierra de Chinchilla. Íbamos con la idea de encontrar algún macho errante de Amblyocarenum walckenaeri, la gran araña negra que aparece por nuestros campos en estas fechas. Como decía, los principales protagonistas de la excursión fueron los arácnidos, esos seres de ocho patas tan odiados y despreciados, pero que cumplen su importante función en nuestros ecosistemas, sobre todo porque regulan plagas de ortópteros (saltamontes) y otros animales que nos pueden resultar desagradables. Muchos de estos seres viven escondidos bajo rocas, en grietas y en lo más profundo de nuestros montes, donde viven sus ciclos sin tener contacto con los molestos humanos.
    El primer arácnido que vimos fue un tomísido, Xysticus s.l. (¿Bassaniodes bufo?), que camina por el suelo y se esconde en huecos y debajo de grandes rocas. En seguida adoptó su postura defensiva.
Xysticus sensu lato
Xysticus sensu lato
    Nos apresuramos en llegar al espartal, donde ya era de noche, porque sabía que allí encontraríamos más seres de la noche. Los gorgojos Lixus anguinus ya habían salido de las macollas de los espartos y permanecían quietos en las atochas. Nuestros frontales iluminaban decenas de ojillos brillantes que delataban a los licósidos, que corretean por el suelo en busca de alguna presa. Vimos araneidos como Argiope lobata en su tela: una hembra con dos machos. Hasta vimos una Geomantis larvoides comiéndose una hormiga.
Uloborus walckenaerius, la araña sin veneno.
Hogna radiata
Geomantis larvoides devorando una hormiga. Fijaos en el tamaño del excremento de conejo a su lado.
Ácaro parasitando a un saltamontes Calliptamus.
    De repente, Juanjo nos llamó desde el camino. Había encontrado una gran araña que parecía un licósido pero de mayor envergadura. Cuando llegué, no me lo podía creer, se trataba de una araña muy grande que pensaba que no había por Chinchilla: Eusparassus. En España, tenemos dos especies: E. dufouri y E. levantinus. Esta en concreto no sé cuál sería, ya que Chinchilla se encuentra en una zona de transición en la distribución de ambas especies. Por eso, la dejamos en Eusparassus sp. a falta de confirmación por un experto.
Eusparassus sp.
Eusparassus sp.
    Se veían muchos ojillos reluciendo dentro de los espartos, pero cada vez que nos acercábamos desaparecían. Al final, conseguimos acercarnos a una de esas arañitas, que ha resultado ser una Micrommata sp.
Micrommata sp.
    Poco después, encontramos un macho de Rivetina baetica adulto con las alas un poco deterioradas. Seguimos caminando por el sendero y Rufino detectó una hembra grande de Lycosa hispanica que encabeza esta entrada de blog.
Lycosa hispanica
    Después vimos una araña llamada Hersiliola, debajo de una piedra que luego volvimos a colocar en su lugar. Era adulta y tenía su nido colgante justo al lado, pero era la más grande que he visto hasta ahora.
Hersiliola con una hormiga Componotus pilicornis recién capturada.
    Por fin, vimos la araña que todos estaban esperando gracias a Juanjo, el macho de Amblyocarenum.
Amblyocarenum walckenaeri
Amblyocarenum walckenaeri
    Seguimos caminando y encontrando más especies interesantes.
Palpimanus gibbulus
Blaps waltli confirmando mis sospechas: se alimentan de excrementos de conejo.
El gran ulobórido Uroctea durandi, a la cual Rufino tenía muchas ganas de ver en estadio adulto.
cf Poecilochroa 
Ozyptila sp.
    Vimos varios machos más de arañón errante, resultan abundantes en esta época. Después de tomar un tentempié volvimos a casa. Creo que todos los exploradores disfrutamos mucho de la observación de tantos artrópodos en tan poco tiempo en un sitio tan pequeño. ¡Habrá que repetir!

2 comentarios:

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