lunes, 2 de abril de 2018

Abril mediterráneo

    Se nota que, por fin, la primavera está haciendo acto de presencia. Este año, parece que viene con retraso, aunque el reloj biológico de los ecosistemas que frecuento intenta ponerse en hora poco a poco. En el entorno costero de Alicante, florecen las moradas viboreras (Echium sabulicola), la oruga de mar (Cakile maritima) y la margarita costera (Asteriscus maritimus), entre otras muchas. Los animales aprovechan la subida de las temperaturas y la floración y crecimiento de las plantas para comenzar sus escarceos amorosos. Un breve paseo matinal por la orilla del mar revela a los habitantes más curiosos del lugar, a quienes conseguimos pillar "in fraganti".
Tentyria sp. hincando la base del abdomen en la tarena. ¿Ovopositando?
Codophila varia. Abundante estos días entre la oruga de mar.
Saltícido vergonzoso, sobre un fruto de cambrón (Lycium intricatum).
Garceta común (Egretta garzetta).
Dicranocephalus albipes.
Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus).
¿Anemonia viridis?

Un viaje al sureste

    El jueves pasado, se celebró la XXII Feria de Minerales y Fósiles de La Unión (Murcia). Juanjo Lucas me había sugerido ir con él y sus amigos Roberto y Carlos Manuel, así que decidí apuntarme, más que nada por los fósiles y por aprovechar para bichear por el sureste peninsular, donde se encuentran especies ausentes del centro ibérico. No entiendo mucho de minerales (hace tiempo que los estudié, pero me gusta escuchar y aprender), pero lo cierto es que disfruté como un enano. 
    Llegamos a La Unión unas 2 h y pico después de salir de Albacete, y entramos directamente en el espacio dedicado a la feria mineralógica. Decenas de puestos repletos de fósiles, pero sobre todo, minerales y rocas de miles de tipos se agrupaban en mesas y estantes formando un gran rectángulo en el interior del edificio del Mercado. Mientras que Juanjo adquirió una halotriquita, yo me decanté por un trozo de fronde de Alethopteris zeillerii en pizarra de una mina de León. Esta especie de pteridosperma vivió durante el Carbonífero y no es rara.
    Después de un rato en la feria, continuamos hacia la costa para realizar una pequeña ruta a pie hasta el Monte de las Cenizas, en el Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila. Allí, bajo un sol que comenzaba a abrasar mi tierna y clara piel mesetaria, se desperezaban los montes cubiertos de vegetación mediterránea.
Vegetación de las laderas de subida al Monte de las Cenizas: Pinus halepensis, Periploca angustifolia, Tetraclinis articulata, Chamaerops humilis, Calicotome intermedia, Cistus albidus, Cistus monspeliensis, Lavandula dentata, Anthyllis cytisoides, Rosmarinus officinalis, Thymus hyemalis, Viola arborescens... 
Cistus albidus
Mi querida Isla Grosa.
    En el camino de subida, Juanjo, buen conocedor de la vegetación murciana, me indicó varias especies que yo solamente conocía de oidas. Por ejemplo, la cornicabra (Periploca angustifolia), el rabogato de Cartagena (Sideritis pusilla subsp. carthaginensis) o la zamarrilla de Cartagena (Teucrium carthaginense). Atravesamos un tramo del camino desde el cual se podía observar la bahía de Portmán y su desastre ecológico. 
Cornicabra o cornical (Periploca angustifolia)
Parque Regional de Calblanque con palmitos y pinos carrascos.
Alhucema (Lavandula dentata).
Bahía de Portmán y su contaminación asociada.
    Finalmente, llegamos a la punta del Monte de las Cenizas, donde hay una batería militar instalada, y contemplamos las vistas. Había mucha gente que fue a pasar la mañana y hasta un dron que parecía una molesta mosca de metal. Tras un pequeño almuerzo a la sombra, volvimos hacia el coche, no sin antes detenernos varias veces en la Peña del Águila.
Palmito y albaida. Al fondo, a la izquierda, se ve el Mar Menor.
Frutos de Periploca angustifolia. Al fondo, el mar.
Lagartija ibérica (Podarcis hispanica).
Hembra de Odontura aspericauda. Bimbazo que encontré en un tomillo de invierno, junto al macho.
Teucrium carthaginense.
Orquídea mariposa (Orchis papilionacea).
Tomillo de invierno (Thymus hyemalis).
    Después de la ruta, volvimos a La Unión a comer un poco y reponer fuerzas. Quedaban pocas horas para que volvieran a abrir la Feria de Minerales, y para matar el tiempo nos fuimos a una cala de Portmán para ver más plantas curiosas, un lugar llamado Microrreserva del Cabezo de la Galera y Cola de Caballo. Era un lugar escarpado, lleno de bajadas y rambletas. En las ramblas, se acumulaban los arbustos de diferentes verdes, que trepaban en fila por las lomas.
Anabasis hispanica.
Limonium carthaginense.
Calicotome intermedia.
Aspecto de este segundo lugar visitado.
Arto negro (Maytenus senegalensis), especie amenazada.
    Dejamos este bello rincón atrás y nos dirigimos de nuevo a la feria de minerales. Esta vez, adquirí otro fósil, un osteíctio procedente de EEUU, y Juanjo, un yeso de color anaranjado con estructuras parecidas a espinas. Acto seguido, nos dirigimos hacia la Mina Catón, cerca de La Unión. Un lugar profundo, extraño y fresco, oscuro. Una situación nueva para mí. Atravesamos un túnel de cientos de metros casi a oscuras, iluminados únicamente con nuestros frontales y linternas. Tras una hora y pico bajo tierra, observando diversas formas geológicas como calcedonias, azufres, cuarzos y geodas, deshicimos lo andado y resurgimos como trasgos, al atardecer. Cegados por la luminosidad del atardecer cartaginés, encontramos el camino de vuelta al coche, deteniéndonos en cada cosa interesante que veíamos. 
Estalactitas en formación. Tal vez dentro de miles o millones de años,
medirán más de un metro de longitud.
Sideritis pusilla.
    Para terminar el relato de nuestra excursión a la Región de Murcia, dejo por aquí el link a la entrada que ha hecho Juanjo, desde el punto de vista geológico.