domingo, 27 de mayo de 2012

Animales del hogar I: la escutígera

    El verano pasado, dormía una noche tranquilamente en mi pueblo cuando sentí la extrema necesidad de calmar la sed a altas horas de la noche. Cuando atravesaba el salón, notando en mis pies descalzos el frío de las baldosas, vi una criatura semitransparente corriendo a toda velocidad, a unos centímetros de mi pie izquierdo (menos mal que llevaba las gafas puestas, si no...). Me dio la impresión de que se trataba de una de esas pelusas atletas que entran de la calle, cuando se paró en seco. Me agaché y lo miré con detenimiento. Sin duda se trataba de una escutígera (Scutigera coleoptrata), también llamada ciempiés casero o doméstico. Con quince pares de patas desmesuradamente largas, larguísimas antenas de unos 300 pequeños anillos y dos enormes ojos formados por la yuxtaposición de cientos de ocelos, este quilópodo es un campeón de la velocidad que devora moscas, pececillos de plata, pequeñas arañas y otros animalillos que se encuentra en sus expediciones nocturnas por nuestros hogares y calles. Su cuerpo es entre amarillo grisáceo y verdoso anaranjado y posee tres líneas oscuras que lo recorren longitudinalmente.
Esta escutígera ha sido descubierta por mi madre en un rincón del salón, la pobre soporta sin ninguna
queja las visitas de estos inquilinos tan indeseados para tantas personas.
    Como curiosidad, os diré que si cogéis una, aparte de llevaros algún que otro mordisco bastante desagradable, os quedaréis con varias de sus patas. En siguientes mudas, el animal las regenerará... Pero no os preocupéis, la escutígera, al igual que animales como arañas y salamanquesas que se guarecen en nuestros edificios, es un  eco-insecticida óptimo para acabar con los molestos mosquitos nocturnos que buscan alimentarse de la rica sangre humana, cada día más tóxica. Su velocidad extrema les ayuda en la  captura de moscas y mosquitos en techos y paredes, así que ya sabéis, cuando veáis una escutígera, acordaos de lo bueno que tiene. Sentíos orgullosos al saber que una escutígera ha elegido un rincón oscuro de vuestro salón para pasar el día, una grieta en el techo o una tubería oxidada, y tened en cuenta que son más fáciles de ver en primavera y otoño, si bien en verano continúan sus correrías nocturnas por mesas, paredes, techos, armarios, en busca de alimento; así que no hay que sufrirlas siempre. No atacarán  mientras sigáis por vuestro camino y ellas por el suyo, claro está.
    Originaria de la región mediterránea, la escutígera se ha extendido por varias regiones del mundo durante el último siglo. Las hembras cuidan con tesón y cariño de su puesta, igual que las escolopendras, lamiendo con ternura la superficie de los huevos para eliminar hongos y bacterias que pudieran dañar a los pequeños ciempiés.
    Afortunadamente para ellas, las escutígeras pasan desapercibidas la mayoría de las veces, de hecho, os confesaré que la de la foto es el tercer ejemplar que veo en mi vida. No temáis, tantas patas y que pique no son excusas suficientes para echarlas de casa. ¡Al menos no roba ni vive a expensas de vosotros, tampoco hace promesas falsas ni derrocha!

Otro más

    Llevaba meses con esta entrada en los borradores del blog y hoy haré que vea la luz. Más que nada porque la dejé abandonada ya que ese día Blogger no funcionaba como siempre. 
    La foto inferior es dura. No hay sangre, no. Pero tampoco hay vida. No quiero ni imaginar cómo ocurrió. Me puse poético con lo del zorro. Ya sabéis, los que me soléis leer, que a veces veo la Naturaleza con un toque algo lírico (a veces extremadamente empalagoso). Hoy, no habrá poesía. Poesía es para cosas bellas, para momentos tristes que esconden alegría o pena, aunque sea pena bella. Pero ya me cansé de escribir cosas bonitas sobre animales que mueren en nuestras carreteras.
Chotacabras cuellirrojo. R. I. P.
¿Cómo debe organizar el hombre sus carreteras para evitar esto? ¿Somos capaces de aislar hábitats y fragmentar bosques, llanuras, selvas (cosa que ya estamos haciendo, pero buéh) para evitar más muertes indeseadas de animales salvajes? Ya me diréis todos qué soluciones podemos plantear para estas historias que no paran de repetirse en todas las carreteras del mundo y que a mí, personalmente, me tienen harto.

jueves, 17 de mayo de 2012

De los corredores saharianos que aparecieron en Albacete

La historia empieza así.

El martes, voy a ir a ver a Russian Red en concierto en Albacete, en plan suicida, con mis amigos. Miro mi horario y veo que sólo tengo una clase teórica, así que me la puedo saltar... total, si en clase van a decir lo mismo que lo que aparece en las diapositivas. No pasa nada, me estudio las diapositivas y ya está. Pero entonces no podemos ir porque mis amigos tienen prácticas, y todo el mundo sabe que las prácticas son sagradas. Lo entiendo, esperaremos a que Russian Red venga a Alicante, entonces sí iremos a verla, y seguro que con menos estrés encima. Todavía podremos imitarla, al atardecer, mientras atravesamos l'Autovia de la Mediterrània y nos dejamos llevar por el momento.

***
La historia empieza así.

El martes, nos vamos Guille y yo al Maigmó a hacer un censo de aves; nada serio, yo le espero en una ladera plagada de himenópteros y se me ocurre que puedo llenar la pared soleada de mi patio de Sedum sediforme, que también crece en algunas zonas de Chinchilla, así que se supone que no pasa nada, y el Sedum del Maigmó tiene buena pinta. Ya me imagino el contraste de las soleadas paredes del patio llenos de Sedum, con la húmeda sombra, donde el saúco va ganando terreno, en verano. Sólo faltaría un taray en una esquina soleada... Cojo unos cuantos esquejes de Sedum y volvemos a Sanvi. Por el camino vemos un lagarto ocelado cruzando la carretera. Al llegar a Sanvi, leemos la noticia: acaban de avistar dos corredores saharianos en Albacete. ¡¡Ah!! ¡¡Ahhh!! ¡¡Ahhhhhh!! ¡¡AAAAAAAAAAAAAHHH!!

    El corredor sahariano (Cursorius cursor), es un ave esteparia común en el Norte de África, desde las Islas de Cabo Verde, pasando por las Canarias, hasta Oriente Próximo y Sur de Turquía. En el territorio peninsular ibérico es una divagante rara. En la imagen inferior se muestran los lugares donde se han avistado corredores entre 2006 y 2012 (Reservoir Birds).
Cataluña: avistamientos en Segrià (Lérida), Parque Natural del Delta del Ebro (Tarragona), Delta del
Llobregat (Barcelona); Navarra: alrededores de Trona, cerca de Lindus (Francia);
 Extremadura: Trujillo (Cáceres); Castilla-La Mancha: Alpera (Albacete); Andalucía: sin duda la región
donde más avistamientos ha habido en este intervalo de tiempo, en 2001 se constó la nidificación del
corredor en el Desierto de Tabernas(Almería), (Junta de Andalucía).. 
En las Islas Canarias encontramos unas 200 parejas, es común en Fuerteventura pero escaso en Lanzarote. Probablemente extinguido en Gran Canaria; aquí se le considera en peligro (de Juana, 2005). Residente y en ocasiones migrador parcial, los individuos divagantes se encuentran en ocasiones en bandos de chorlito carambolo (Charadrius morinellus). Como curiosidad, se ha citado en las Islas Británicas y en Finlandia.
    El corredor sahariano es una limícola distintiva de las zonas secas en que habita. De aspecto largo, esbelto y erguido, tiene un vuelo lento y como espasmódico. Camina velozmente (por eso lo de "corredor" xD). El plumaje del adulto es en general color arena pálido, con una lista superciliar blanca y otra lista negra, y píleo gris. Su pico curvado y fino le permite alimentarse de pequeños animales que encuentra en el suelo.

Corredores y alcaraván.
    Bueno, estas cosas pasan cada bastante tiempo, así que, en un momento, llegamos el sábado a la zona en concreto, guiándonos por las indicaciones de Rafa Torralba (podéis ver el seguimiento de los corredores en su blog, con buenas fotos). Los animales habían aparecido en el Área Esteparia del Este de Albacete, entre Bonete y Alpera, zona de gran importancia ornitológica, ya que destaca por sus poblaciones de aves esteparias, como sisones, avutardas, alcaravanes, ortegas... Por esa zona es donde encontramos lagunas de origen endorreico, la mayor, la laguna de Pétrola. Tras un rato de observación bajo un sol bastante (sólo bastante) abrasador, apareció un... ¡¡¡AHHH!!! Supongo que muchos observadores de aves estaréis acostumbrados a buscar un bicho y que aparezca otro en el campo de visión de los prismáticos y penséis que lo que ha aparecido es lo que estáis buscando. Durante un microsegundo tu corazón se llena de alegría y efusividad, pero luego te das cuenta de que ese pájaro alargado que te mira con atención no es un corredor sahariano sino un alcaraván, que está bien, pero no es lo que has venido a buscar; al fin y al cabo, alcaravanes hay siempre. Poco tiempo después, Jana pudo observar, tal y como declaró días más tarde, el display nupcial de dos piedras esteparias del bancal: "¡Qué danzas! ¡Qué cortejo! Estaban quietas y... entonces... ¡¡Seguían quietas! Fue increíble, un momento único en la vida". Al cabo de un rato de observación, la alegría nos inunda a todos cuando Julio descubre un corredor a lo lejos, en el límite de lo borroso. En efecto, ahí estaba el primer corredor sahariano. Es como te lo imaginas. Bastante huidizo, corrió tras una inclinación del terreno y a los pocos minutos, lo perdimos. El alcaraván seguía ahí, no quería moverse, con esa mirada amarilla que me llama tanto la atención. Más de dos veces lo confundimos con un corredor, pero el bicho no se movía. Por suerte, pasados unos minutos volvimos a encontrar el otro corredor, con su compañero, y caminaron en la dirección en que nosotros estábamos, incluso uno de ellos se sentó, lo cual nos hizo pensar que podrían estar incubando (ilusos, muajaja!). A pesar de todo, estos últimos días no han sido observados, así que es posible que ya se hayan ido.
   Esta observación fue realizada por Alex Alamán, Jana Marco, Guille Mayor, Julio Merayo y Guillermo Gacía-Saúco.
En esta horrible foto del infierno se (eso se intenta) aprecia el primer corredor sahariano de la jornada, avistado
por Julio Merayo. No me peguéis por esta foto, la hice con el móvil en plan intento de 
digiscoping.
Vale, en esta se ven mejor. La foto es de Fernando Pereiras (gracias, Rafa).