lunes, 14 de febrero de 2011

El canto del búho real

Ayer, aproveché para dar un paseíllo por el campo con unos amigos, nada serio, sólo me llevé la cámara. Vimos una pareja de zorzales charlos (Turdus viscivorus) que jugueteaban en el aire y se posaban en las puntas de los pinos. Anduvimos muchísimo, más que nunca, pues llegué a un campo más allá del monte, donde nos encontramos éstas encinas hermanadas que discutían sobre lo pronto que llega la primavera algunos años:
A los pies de éstas encinillas, el Sr. Ferrero encontró unas plantas cuyo nombre no recuerdo ahora, pero a mí me parecieron que eran hierbas de ensalada. En esa explanada estuvimos hace tiempo, mi amigo también buscando plantas medicinales, y yo mirando qué animales aparecían. De lo que me di cuenta es que hay una gran población de conejos, tal vez sea bueno, incluso para una pareja de azores que viven cerca. 
Los pardillos levantaban el vuelo a nuestro paso en grandes bandadas y algunos pinzones revoloteaban al atardecer. Se oían cantos de ruiseñor a lo lejos y chillidos de mirlos.
Se nos hizo un poco tarde... más de las seis y media y claro, se fue haciendo de noche en el campo. Las nubes del horizonte se volvieron rojas y, a lo lejos, oí un sonido. Era un sonido profundo, una sola nota de medio segundo, lejana, tristona. Pensé ¿un búho real? ¿Aquí? ¿En este sitio? No... imposible. Pero ¿real? ¿Aquí hay reales? Nos quedamos en silencio y lo volví a oír, pero ni mis padres ni mis amigos lo oyeron, son unos sordos y lo peor: creo que ni se pensaban que hubiese algo así en el monte... Pero seguimos el sendero, ya de vuelta al pueblo, y lo volvía a oír. Pasaban muchos segundos entre cada ululato. Demasiados diría yo. 
Pero llegamos a la Piedra Celta y allí, más profundo que nunca,  el sonido llegó a las orejas de todos. Permanecimos unos segundos en silencio. Unos perros ladraban en lo lejano. Uu-uh. El viento entre las agujas de los pinos. Uu-uh. Más perros ladrando. Uu-uh. Sin duda se trataba de un búho real (Bubo bubo) llamando. Me imaginé dónde podría encontrarse el animal, en un roquedo cercano al que siempre he tenido la gran curiosidad de ir, más que nada porque me parecía un buen lugar para albergar rapaces diurnas. Y aunque no lo vi, para mí fue como si lo viese, mi espina dorsal se tambaleó con un escalofrío y deseé ver al animal. Pero no lo vi. Aun así, ¡cuánto me alegro de haber oído aquel sonido, que parecía sacado de lo más profundo del bosque, de la vida, del alma!

Quiero dedicarle ese post a una persona especial, creo que él sabe quién es, en agradecimiento por sus perpetuos ánimos y sus comentarios omnipresentes, por alegrar el Internet con sus bellísimas entradas, mostrándonos la naturaleza que nos queda. Gracias.

6 comentarios:

  1. Sempre acho seus posts tão "naturais" (no modo Brasileiro de dizer...hahahaha) e ao mesmo tempo nos mostra como podemos estar quase sempre em contato com a Natureza, mesmo, no meu caso, pois vivo no Rio de Janeiro (uma cidade bem grande.hahahha.

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  2. ¿Te das cuenta Guillermo? La presencia de cualquier animal, en este caso el búho real, puede traducirse por medio de su canto, sus huellas, sus rastros y señales, en su viva imagen, pudiéndose recrear en nuestra imaginación. En mi opinión, cualquiera de ellas vale para sentir la enorme sensación de vivir una parte de la historia de esta rapaz en un día de actividad. Ya presiento que vas a forzar la beta de la mina para extraer la máxima productividad. Ahora, no es recomendable en estas fechas acercarse a los cortados donde se sospecha o se conoce su presencia, puesto que se haya incubando, y molestarlos puede hacerles abandonar la puesta. Con paciencia, si cría en el lugar citado, puedes esperar hasta mayo y podrás ver a los jóvenes desde un lugar escondido cuando salen de la espesura para reclamar a sus progenitores el alimento. La fecha de incubación dependiendo de las latitudes de la península, varían desde últimos de enero hasta mediados de marzo o más. En el norte de la península se dan los datos más tardíos, y al sur los más tempranos. Sólo son datos orientativos, las aves, siempre pueden romper las reglas fenológicas existentes, por ello, hay que extremar las precauciones.
    Si dibujas, continúa, no lo dejes, vale más una persona perseverante en su trabajo que otra prometedora. Veo en mi opinión, buenas formas en el dibujo, insiste y exígete mucho.
    El relato, ya sabes, cuando alguien pone el alma, lo demás sale solo.

    Saludos.

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  3. Anónimo16/2/11

    Como siempre, muy interesante lo que nos cuentas. El gran búho real, esperemos que siga reinando orgulloso en esos campos...
    Un abrazo

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  4. Tal y como lo cuentas parece un fragmento de un relato de Lovekraft. Espero que no le escuchases decir tu nombre.
    Bueno, quizás los conejos no solo los aproeveche el azor, sino también los búhos.
    Saludos

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  5. Pues nada, Guillermo, a cuidar ese entorno y a vigilar al búho, que es una especie digna de escuchar, ver y fotografiar. Un saludo. Luis M. Cuaresma.

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  6. Me encanta explorar tu blog. Esta entrada es totalmente atmosferica. Clavada.

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Trato de responder a todos vuestros mensajes, aunque sea solamente para dar las gracias.