jueves, 10 de febrero de 2011

Desde la ventana

Mi clase está en el último piso. Me siento al lado de la ventana, cerca del radiador. Por la mañana, me gusta observar cómo se eleva el sol sobre los tejados de las afueras de la ciudad, mientras la escarcha que los cubre intenta deshacerse. A veces, un estornino negro se posa sobre ella y, asustado por el gélido suelo, se aleja emitiendo chillidos de desdén, sin duda, aunque yo no los pueda oír, porque ya está [...] A lo lejos, el Monte se eleva como quitándose las sabanas de la niebla nocturna y, aunque está a 15 kilómetros de mí, sigue estando majestuoso, alto y tan replantadísimo como siempre.

Muchas veces, en una antena cercana, un colirrojo tizón se posa, ahuecando las alas. Me entretengo observando cómo unos estorninos se pelean como hienas por un trozo de alimento. Pero eh, que yo hago esto si no hay profesores explicando, si los hay, les miro a ellos, aunque muchas veces sea más interesante lo otro.

El año pasado construyeron un edificio en el patio del instituto y trasplantaron (¿no debería ser "transplantar"? Siempre lo he pensado) un montón de moreras al exterior, las cuales fueron podadas monstruosamente (¡joder, qué manía con podarlo !). En su lugar pusieron este edificio del que os hablo, sobre el que se muere la escarcha por la mañana y sobre el que los estorninos se pelean siempre por una piña que lleva en ese suelo una eternidad y media. 

Terminan seis horas de clase, recojo mis cosas, miro una última vez a la antena sobre la que se posan todos los pájaros de Albacete y me marcho. De camino a casa, un agateador común serpentea ascendiendo por el tronco de un pino del parque...

Queridos todos: últimamente mi vida se reduce a estas líneas.



8 comentarios:

  1. A través de las ventanas tambien se aprende, si no hay cosas más interesantes que ver en el interior del aula.
    Saludos.

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  2. Me ha entrado una ligera sonrisa leyendo tus vivencias. La verdad que me has transportado a esa infancia estudiantil. Yo también estaba al lado de la ventana, también me quedaba absorto mirando las peleas de los gorriones, las urracas, los estorninos…
    Pero, cuando más concentrado estaba, llegaba el profesor por detrás y ¡Splas! Colleja entre oreja y oreja. Decía: - el amigo Javier como siempre, en la higuera, mirando a las musarañas o a las avutardas-
    Entiendo perfectamente que cómo el amigo Félix, que también tenía por costumbre ausentarse mentalmente de la oratoria del profesor, tú lo hagas de Ella con la misma intención de evadirte del absurdo y pesado rollo anestesiante con el que os castiga entre lecciones.
    La verdad que me divierto con tus historias, y muchas de ellas, me retrotraen a la infancia.
    No sé cómo serán las ventanas de tu clase, pero en mi colegio eran de hierro. Cuando te agachabas a por un lapicero caído, te comías la hoja con el cogote si estaba a medio abrir. Era bestial contener la boca cerrada.
    Eres ameno en el texto, anímate y métele caña al lenguaje que serás un gran divulgador.

    Vaya tabique te he endosado, con lo mal que va la construcción.

    Saludos.

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  3. Anónimo10/2/11

    No es poco amigo mío, no es poco...

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  4. ... el que es pajarero puede seguir perfectamente la clase y además percatarse de que por la ventana acaba de pasar la primera golondrina del año, cosa que por cierto, interesa a poquísima gente... ;)

    Por otro lado, quizá sea cierto que ahora tenemos los peores alumnos que nunca hubo, pero tambien es verdad que ahora tenemos los mejores que nunca tuvimos en este país... Lo que se va por lo que viene...

    Guillermo tras la ventana también irás viendo que llega la primavera, organizando el tiempo, sacarás más de una salida por esas otras tierras manchegas.

    Saludos.

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  5. Maria, tu hermana11/2/11

    Cada vez que entro en tu blog y entro en tu mundo,me encanta todavia mas como escribes. Me teletransporto siempre con tus detalladas y delicadas descripciones. Me siento muy orgullosa de este hermano mio que tengo. Que orgullosa me siento de ti tanto como persona por como hermana. Sigue escribiendo así. Eres el tercer García-Saúco que pasa por ese instituto y está claro que no dejamos indiferente a nadie, teniendo al padre que gracias a Dios tenemos, què se puede esperar de nosotros? Y por supuesto de mamá, qué seriamos de ella. Sigue así Guillermo, conseguiras todo lo que te propongas y mucho màs.
    Después de leer este post me he instalado por un momento en mi asiento del instituto,al lado d la ventana y del radiador, como tu,me gustaba ver como salia el sol y se iba haciendo de dia en chinchilla poco a poco... Está claro que tenemos un "algo" especial estos Saúcos! Mua

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  6. Pero María, muchacha, sé mas modesta con eso último que has dicho...

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  7. Que incrível!
    Não vim aqui à toa: primeiro uma história deliciosamente contada que me fez recordar meus momentos inesquecíveis da juventude.
    Em seguida, resolvi ler os comentários, coisa que raramente faço em outros blogs.
    Então me deparei com palavras maravilhosas de amigos que te consideram como irmão, e melhor, um depoimento de uma irmã muito querida.
    Eu me vi nessa postagem. Eu já fiz exatamente para um irmão meu o que sua irmã fez para você. Lavrou um comentário merecedor por causa de um escrito tão magnífico.
    Saio daqui muito emotiva e feliz com esse pequeno momento encantador.
    Um beijo imenso para ti! E para todos que estão por aqui.
    Felicidades.

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Trato de responder a todos vuestros mensajes, aunque sea solamente para dar las gracias.