viernes, 22 de marzo de 2024

Homalocephala texensis

Una de mis grandes pasiones es la jardinería: remover tierra, plantar cosas, verlas crecer y florecer. Llevo varios años cultivando diferentes especies de plantas, muchas autóctonas del Mediterráneo, casi siempre con el fin de atraer fauna al patio de casa, especialmente aves e insectos. Algunas especies significan mucho para mí por su simbolismo, el saúco del patio por mi apellido, los narcisos porque me recuerdan a una de mis películas favoritas (Big Fish), el espino albar porque me recuerda a los setos ingleses, el laurel... En esta afición entra también una pequeña colección de cactus.

Llevo varias semanas ocupado en otros menesteres de índole laboral y familiar, por lo que, en la naturaleza, solo me he dedicado a mi patio, sin salir prácticamente nada al campo. En parte por eso llevo también un mes sin subir entradas al blog, y eso que todavía tengo que terminar las del viaje a Costa Rica. Tengo pensado subir otra entrada específica sobre otro viaje que hicimos a Cantabria y Asturias, y pude observar fauna y flora de alta montaña y de bosque eurosiberiano. Así, últimamente me he enfocado bastante en las plantas que mimo y cultivo desde hace años, así como en las nuevas que han llegado estos meses. 

Hoy quería compartir con la blogosfera la floración de una especie de cactácea que adquirí recientemente. Se trata de Echinocactus texensis, también conocida como Homalocephala texensis.

Echinocactus texensis = Homalocephala texensis

Echinocactus texensis = Homalocephala texensis

Este cactus es originario del noreste de México y sur de EEUU. Es propio de terrenos muy áridos y desérticos, donde crece casi semienterrado, lo cual provoca resulta peligroso para algunos animales. No en vano, su nombre en español es biznaga tonel mancacaballo (mancacaballo imagino que viene de dejar a los caballos mancos). Las espinas centrales de las areolas son largas y curvadas hacia abajo, recordando a las de algunos Ferocactus. 

Hace unos días, preparando su floración.

La familia de las cactáceas está muy diversificada en toda América y se cultiva a lo largo y ancho de todo el planeta, en invernaderos o al aire libre, y con razón, ya que en sitios secos, muchas especies no requieren cuidados y con la llegada del buen tiempo ofrecen flores llamativas y grandes, a veces muy aromáticas. Tristemente, en países como España, especialmente en las zonas más secas del sur y del sureste, así como en Canarias, algunos cactus se han asilvestrado y amenazan gravemente a las especies de flora autóctona. En mi caso, los cultivo en macetas de barro o plástico, con sustrato de cactus o un sustrato que preparo yo con bastante arena, que permite que el agua corra y no permanezcan con las raíces húmedas demasiado tiempo.

domingo, 25 de febrero de 2024

Alcalá del Júcar

 Ayer sábado 24 de febrero, María del Mar y yo fuimos a dar un paseo por Alcalá del Júcar, una bella localidad considerada el pueblo más bonito de la provincia de Albacete. Enclavado en el cañón del Júcar, Alcalá del Júcar tiene ese aire mediterráneo único, en el que se perciben los siglos de historia sobre los que se asienta. La ribera del Júcar albacetense es un entorno la mar de interesante, especialmente las zonas de cañones, donde se aprecian los estratos acumulados durante millones de años en los paredones calcáreos. 

Alcalá del Júcar, con su castillo coronando el cañón del río Júcar.

Más cerca. Este pueblo ha sabido conservar sus tradicionales fachadas de color blanco,
al contrario que en muchos otros pueblos de la provincia.

Iglesia de San Andrés, con su característica cúpula azul de influencia levantina.

Tras comer en el famoso restaurante "El mirador", bajamos a la conocida playa, mientras yo me fijaba en algunos pajarillos que se oían o se veían, como las chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax), un herrerillo común (Cyanistes caeruleus), mosquitero común (Phylloscopus collybita) y lavandera blanca (Motacilla alba). En las laderas del gran azud de obra que contiene el agua del río, los ánades reales (Anas platyrrhynchos) se dedicaban a alimentarse de algas y de algún invertebrado que pillaran con ahínco.
El agua discurría rauda y ruidosa y los ánades engullían.

Aquí se ven dos hembras y un macho. Luego, vimos un grupo de 5 ó 6 machos que vinieron volando.

Como ya se hacía de noche, no pude hacer buenas fotos de plantas o animales, pero hubo algo en la margen del río, junto al pueblo, que me llamó mucho la atención y sí conseguí fotografiar: unos laureles (Laurus nobilis) de gran tamaño.

Laurel (Laurus nobilis) con sus incipientes flores.

El laurel es un árbol autóctono de la región mediterránea, aunque también se ve en el norte de España y parte de Portugal. Entiendo que en la provincia de Albacete, por nuestro clima frío en invierno y seco en verano, no hay poblaciones naturales, pero me llamó la atención la naturalidad con la que parecían crecer a orillas del Júcar. Supongo que se trata de ejemplares asilvestrados, ya que se trata de una planta muy ligada a nuestra cultura mediterránea (igual que ocurre con el ciprés o el almendro), aunque sea propio de entornos más húmedos y con clima menos extremo. A pesar de todo, se cultiva mucho en huertos y jardines de toda nuestra zona. Me agradó ver estos ejemplares tan altos.

miércoles, 17 de enero de 2024

Viaje a Costa Rica VI: de ruta en el volcán Arenal

15 de abril

Al día siguiente, nos despertamos y fuimos a desayunar. Después, con las pilas ya cargadas, dimos una vuelta por los jardines del hotel antes de irnos a disfrutar de las aguas termales. En los jardines de este hotel, pudimos observar diferentes especies de plantas muy sorprendentes, de aspecto muy exótico.

Estas curiosas estructuras son las inflorescencias de las llamadas "maracas de Malasia", Zingiber spectabile, un tipo de jengibre.
En esta imagen, se aprecian las florecillas que salen entre las brácteas de la inflorescencia. En los pequeños huecos o senos que forman estas escamas, se acumulan agua y azúcares y apretarlos resulta muy placentero.
Alcantarea imperialis, una bromeliácea terrestre endémica de Brasil.
Helecho arborescente.
Las heliconias son fáciles de ver en la América tropical. Esta es Heliconia rostrata.
Las bromelias son plantas epífitas muy abundantes en Costa Rica en árboles de jardines y ciudades, pero también en la propia selva.
Las curiosas hojas trepadoras de Monstera tuberculata var. brevinoda.
Semillas de una palmera muy espinosa que aún no he podido identificar. ¿Astrocaryum?
Heliconia vellerigera, originaria de Perú y Ecuador.
Durante este paseo, vimos nuestro primer coati o pizote (Nasua narica), un mamífero de la familia del mapache que se ha habituado a la presencia de los humanos y convive con ellos, aunque no es conveniente acercarse, ya que pueden ser agresivos. También vimos una eufonia olivácea (Euphonia gouldi).

Después de disfrutar de las termas, descansamos de nuevo y luego fuimos a hacer una ruta guiada por las cercanías del volcán Arenal. Este volcán, cuya máxima altitud llega a los 1670 m. tuvo varias erupciones a finales del siglo XX y a principios del XXI. En seguida, empezamos a ver animales como varios zopilotes, un caracara, pécaris (Pecari tajacu) y muchas plantas diferentes. Pude ver muchos helechos que no reconocía, algunos de ellos de tipo arborescente.

Zopilote cabecirrojo (Cathartes aura)
Caracara norteño (Caracara cheriway)
Zopilote negro (Coragyps atratus)
Frondes de un helecho que crecía muy abundante sobre la roca volcánica.
Otra planta abundante que crecía entre helechos y bromelias, del género Miconia.
Líquenes creciendo sobre la roca volcánica.
Una bromelia de la especie Werauhia kupperiana creciendo entre los helechos.
Flor seca de la bromelia anterior.
La vegetación que crecía sobre la tierra volcánica se componía principalmente de helechos, miconias, bromeliáceas y arbolillos que no conozco. También se veía alguna orquídea del género Spathoglottis y tabacones (Cespedesia spathulata).
El volcán Arenal.
Vistas del lago Arenal desde la cima de la colina.
Helecho arborescente brotando entre la roca volcánica.
Dione juno
Paloma piquirroja o paloma morada común (Patagioenas flavirostris)
Urraca hermosa cariblanca (Calocitta formosa)

Acosadas por uno de esos pájaros amarillos tan abundantes en Costa Rica.

Urraca hermosa cariblanca (Calocitta formosa)

Plantas de café (Coffea arabica) en un pequeño cultivo.

Vistas del volcán Arenal desde una colina cercana.

Ya de vuelta al minibús, cuando iba a los servicios, encontré un ortóptero de aspecto curioso, como si fuera una corteza con patas. El guía nos señaló, también en esa zona final del recorrido circular, un búho (el único que vimos durante nuestro periplo), un autillo pacífico (Megascops cooperi).

Clepsydronotus cf. dentipes

Autillo pacífico (Megascops cooperi)

Autillo pacífico (Megascops cooperi)

Perezoso de tres dedos durmiente.

Con la observación de este último perezoso, nos dedicamos a otras labores más propias de turistas y dejamos atrás el volcán. Recuerdo que esa noche, comí muchísimo y muy bien, aunque también recuerdo estar un poco mareado, porque volvimos a ir a unas termas distintas y creo que me afectó el cambio de temperatura. Al día siguiente tocaba marcharse a una nueva zona, Monteverde.


miércoles, 10 de enero de 2024

Pajarillos de invierno

Estos días apagados, no resulta difícil encontrar pajarillos en los árboles sin hojas. Con un ojo y oído atentos, uno puede detectar diferentes especies que conviven con nosotros durante todo el año o, únicamente, durante los meses fríos del año. Algunas zonas arboladas de las afueras de la ciudad de Albacete nos pueden deparar un sorprendente elenco de paseriformes interesantes.

Macho de picogordo común (Coccothraustes coccothraustes), uno de los pinzones de mayor tamaño del continente europeo. Este ejemplar buscaba algo que echarse al pico en las primeras horas de la mañana.

Resulta muy habitual en esta época, cuando uno va atento a los sonidos que producen los animales, oír el ruido de las hojas secas que revuelve algún animal. Generalmente, se trata de algún mirlo (Turdus merula). Cuando nos descubren, siempre intentan huir corriendo o volando mientras emiten su reclamo de alarma, para posarse en alguna rama alta desde la que nos observan con detenimiento.
Mirlo común (Turdus merula), ejemplar macho.

Mirlo común (Turdus merula), hembra.
También se hacen habituales las constantes llamadas de los estorninos negros (Sturnus unicolor) desde las copas altas de los árboles y de los tejados. A veces, puede aparecer junto a ellos algún estornino pinto (Sturnus vulgaris).

Estornino negro (Sturnus unicolor)

Con la falta de alimento, las aves se las ingenian para buscar debajo de cortezas, en tallos secos, huecos de la vegetación o, incluso, en el interior de las granadas olvidadas del otoño, que, resquebrajadas, penden de un tallo fino en los setos. Es el caso de esta hembra de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), que detecté afanada en picotear el fruto ya seco.

Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), hembra.

Desde las puntas desnudas de los árboles, también se agrupan los fringílidos. El macho de serín verdecillo (Serinus serinus) ya lleva días entonando sus metálicas y apresuradas notas, igual que el pardillo común (Linaria cannabina), mientras lo único que puedo oír de los pinzones vulgares (Fringilla coelebs) y del verderón común (Chloris chloris) son sus reclamos.
Serín verdecillo (Serinus serinus), macho.

Pinzón vulgar (Fringilla coelebs), hembra.

Pardillo común (Linaria cannabina), macho.

No hay nada como observar aves urbanas si uno quiere reconectar un poco con la naturaleza. De hecho, está demostrado que observar aves, pasear, escudriñar y estar atentos a nuestro entorno nos eleva el espíritu y nos revitaliza el alma. Por lo menos, a mí.

¿Qué sería de los inviernos de la ciudad de Albacete sin los petirrojos (Erithacus rubecula)