De repente, el planeta se ha vuelto, para mí, más pequeño y accesible. Nuestra luna de miel a la maravillosa y paradisiaca Costa Rica, nos ha deparado muchísimas observaciones muy interesantes y únicas, totalmente nuevas para mí: más de 100 especies de aves en 12 días y decenas de reptiles, mamíferos, insectos y plantas.
Es un país que rebosa biodiversidad por los cuatro costados, por eso, si eres un naturalista pensando viajar a Costa Rica, recomiendo varias cosas.
-La primera recomendación es que considero extremadamente importante adquirir alguna guía de campo de lo que se quiera avistar en la zona, para formarse e identificar las especies que queramos. Es recomendable también familiarizarse previamente con los destinos que vamos a visitar durante nuestro viaje.
En mi caso, conseguí las siguientes guias de campo:
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The birds of Costa Rica, a field guide, de Richard Garrigues y Robert Dean. Esta la venden también en español en algunas librerías de Costa Rica, yo pude verla en el aeropuerto de San José. Es un pelín más grande en castellano que en inglés, pero no la encontré en Internet. Se puede consultar la lista oficial de aves de Costa Rica
en la web.* A swift guide to butterflies of Mexico and Central America, de Jeffrey Glassberg. Fotográfica (muy visual), indica la familia, las plantas de la que se alimentan muchas mariposas reseñadas y los nombres científico e inglés.
* Pocket guide to the mammals of Costa Rica, de Fiona A. Reid y Gianfranco Gómez Zamora. Muy completa, con ilustraciones y fotografías.
* Reptiles of Costa Rica, a field guide, de Twan Leenders. Esta y la siguiente son fotográficas, con bastante información sobre el comportamiento de cada especie. Las fotografías tienen mucha calidad y muestran montajes muy interesantes para poder apreciar las características de cada animal.
* Amphibians of Costa Rica, a field guide, de Twan Leenders.
* Pocket guide to the insects of Costa Rica, de Paul E. Hanson, Kenji Nishida y Ángel Solís. Esta me decepcionó bastante, aunque hay algunos insectos que he podido identificar gracias a ella. Entiendo que en un punto caliente de biodiversidad como es Centroamérica, es imposible escribir un libro que incluya todas las especies, pero quizá se podrían haber incorporado muchísimos más taxones, engrosando el tomo e igualándolo con los dos anteriores. De hecho, este libro es el más fino de todos. Esto ocurre también en España, pues no hay ningún libro general sobre insectos ibéricos, así que no me sorprende tanto.
Adicionalmente, conseguí de segunda mano los dos tomos de
The butterflies of Costa Rica and their natural history, de Philip J. DeVries (los últimos a muy buen precio en Amazon) y, como lectura complementaria,
The new neotropical companion, de John Kricher, que descubrí gracias al blog de
David M. Gascoigne.
Sé que son muchos libros, pero entre que me encanta identificar animales y soy un fanático de los libros, no pude aguantar mi sed de conocimiento sobre la biodiversidad de este país, y me han sido y son muy útiles.
-La siguiente recomendación que haría es que es importante tener un repelente de mosquitos. Nosotros compramos el famoso Relec y fue muy útil. Sobre todo nos sirvió en el último destino del tour por el país, el Parque Nacional de Manuel Antonio, en la costa del Pacífico, donde nos atacaron varios mosquitos más pequeños que un grano de sésamo, pero que picaban bastante.
-Y la última recomendación es que es más importante todavía llevar ropa ligera, pues la sensación constante que se tiene en este país, sobre todo en cotas bajas y medias de ambas costas, es de estar en Alicante a las cuatro de la tarde en pleno agosto con toda la humedad y el calor (o incluso peor). Al final, uno se acaba acostumbrando, pero se suda constantemente y es importante ir fresco. También hay que llevar algo para cubrir la cabeza, crema solar y, más importante todavía, ir bien hidratado. Si vas a ir al Parque Nacional de Manuel Antonio, lleva una botella reutilizable (cantimplora), pues antes de entrar te revisan la mochila por si llevas algún plástico que pueda acabar en la naturaleza y te obligan a tirarlo si lo llevas. La gente de allí está bastante acostumbrada, pero nosotros europeítos blancos no lo llevamos tan bien, ni aun siendo mediterráneos.
11 de abril
Llegamos a la capital de Costa Rica, San José, hacia mediodía y en seguida comenzamos a detectar animales totalmente desconocidos para nosotros a nuestro alrededor. Tras sortear una miríada de taxistas que nos gritaban "Do you need a taxi, my friends?" o "Cheap taxi here, amigos!", permanecimos esperando nuestro transporte hasta el hotel. Mientras tanto, unos pericos freintorrojos (Aratinga finschi) y un zanate (Quiscalus mexicanus) hicieron acto de presencia ante nosotros. En ese momento, no pude identificar el zanate, así que desde ese momento, mi mujer y yo los llamamos "pájaros largos" o "mirlos largos".
Cuando llegamos al hotel, dimos una vuelta por un jardín del mismo, donde crecían enormes palmeras y otros árboles tropicales. También se veían heliconias, las flores favoritas de los colibríes. Caminábamos con los ojos como platos porque no nos creíamos que estuviéramos pisando el continente americano. Detectamos varias aves, como una especie de zorzales (¿yigüirros?) que en seguida se escondían, así como una paloma aliblanca (Zenaida asiatica) y un pájaro carpintero de Hoffmann (Melanerpes hoffmannii). Lástima que se estuviera haciendo de noche y las fotos no fueran las mejores.
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Paloma aliblanca (Zenaida asiatica). San José, 11.4.23. |
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Carpintero de Hoffmann (Melanerpes hoffmannii). San José, 11.4.23. |
Bajo una sombrilla junto a la piscina del hotel, encontramos también una enorme cigarra (Quesada gigas). Las cigarras abundan y son muy diversas en Costa Rica y su canto se oye con diferentes melodías ensordecedoras en todo el país.
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Quesada gigas. San José, 11.4.23. |
Se hizo de noche a las 6 y nos fuimos a dormir prontísimo, hacia las 8 de la tarde. No teníamos ni idea de lo que nos esperaba durante este viaje que nos ha llegado hasta lo más profundo de nuestro ser.